domingo, 27 de octubre de 2019

Ganekogorta y Pagasarri por senderos discretos

Discretos, que no secretos. Cualquiera puede seguirlos, no es difícil dar con ellos, por eso no son secretos. Pero permiten salirse de los caminos y pistas más transitados, ofreciendo una experiencia de montaña en relativa soledad. Algo realmente difícil en montes tan visitados como estos, y especialmente hoy, cuando una carrera de bicicleta de montaña amenazaba con convertir los caminos en bidegorris urbanos.

He subido por el barrio de El Somo en dirección a Zamaia, pero en lugar de subir hasta ese monte he seguido la amplia pista que lo bordea hasta un poste indicador que marca dirección Ganekogorta. Una pista asciende desde aquí hasta la campa de Gongeda. Hacia la derecha llegaríamos a Zamaia. Hacia la izquierda nos lleva hasta el Ganeko.


Subiendo por la pista, atrás quedan los montes Gongeda y Zamaia.
La subida es empinada. Hay que llegar hasta el collado entre Ganekogorta (izquierda) y Arrabatxo (hacia la derecha).
Gallarraga y Aguilatos.
Más cerca del collado.
Disfrutando de la repoblación de hayas que alegran el camino.




Ya casi en el collado, mirada hacia atrás.
Desde el collado, bien alineadas, las cumbres de Arrabatxu, Pagero y, asomando a la izquierda, Gallarraga.
Desde el collado, en dirección al Ganeko.

Cima del Ganekogorta (998 m.).
 Un rebaño de ovejas pasta en la preciosa hoya junto a la cumbre.
Siguiendo con los senderos discretos, para descender hasta el Pagasarri opto por hacerlo pegado a la cresta en lugar de por el sendero normal. No hay gente y, además, las vistas son preciosas. La fisonomía achatada y amable del Ganeko se vuelve por aquí agreste y aérea.





Continuando por el sendero pegado a la cresta se asciende al Biderdi (877 m.).

Desde el Biderdi, mirada hacia el Ganeko.
Continuo bajando por la cresta. El camino normal queda a mi izquierda. Llega alguna voz de las peronas que suben por él, pero la sensación de montaña en soledad es total.

Este es uno de los tramos que más me gustan. Está justo al final del sendero. Ahora toca bajar hasta el camino normal al Ganeko.
Por ahí arriba queda el Biderdi.
Ahora me dirijo hacia el Paga. Pero quiero evitar la pista, llena de gente y, hoy, convertida en una pista de carreras de bicis. Así que cojo un estrecho sendero paralelo a la pista, bastante oculto, que llega hasta la cumbre del Ganekondo.



Desde el Ganekondo (627 m.) se aprecian perfectamente las cumbres del Biderdi y, al fondo, del Ganeko.
Continuo por el sendero, ahora hacia la cumbre de Lapurtzulogana.



Buzón de Lapurtzulogana (677 m.), casi oculto entre la maleza.

En dirección al Paga, siempre evitando el camino habitual.
Mucha gente en la cumbre del Pagasarri (673 m.).
Biderdi y Ganeko desde el Paga.
¿He dicho que había mucha gente? Pues no: en realidad habia muchísima.
A la cantidad habitual un domingo se sumaba hoy la parafernalia de la carrera de BTT.
Me detengo unos minutos a recordar a Rafa. El árbol ha arraigado bien. Este va a ser su primer otoño.
Bajo por las neveras, rescatadas junto con la fuente del Tarín para el disfrute público por la iniciativa Pagasarri Gurea, de la que Rafa fue impulsor.


He bajado en dirección a Alonsotegi, pero cuando he llegado a la pista que bordeando Ganeko comunica los barrios de El Somo y de Azordoiaga, he tomado dirección a Zamaia. El camino tiene rincones muy hermosos, con viejos robles musgosos y cursos de agua cantarina. 












Es, además, una zona en la que abunda el acebo, en esta época cargado de frutos rojos.
Espero que quienes han organizado la carrera de bicicletas retiren todo el plástico que han usado para marcar la ruta. Ya veremos...
Un par de coprinos.
Cuatro kms andados desde el Pagasarri: ya falta menos.

Cumbre del Gongeda.
Zamaia.
Una preciosa culebra ha cruzado ante mi. He consultado algunas webs para ver si podía identificarla, pero no he sabido hacerlo.

Último tramo hasta el barrio de El Somo.


Panorámica (oscura, estaba a contraluz) de las cumbres de hoy, desde Ganeko hasta el Paga.


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