martes, 26 de mayo de 2009

No dejes que la verdad te estropee una buena historia

Aprovechando que el Támesis pasa por Valladolid EL PAÍS publicaba ayer, a dos páginas, un artículo titulado "Las Cortes: tarifa plana y muy oscura". Imagino que el lector o la lectora se habrán aproximado al artículo motivados por la rocambolesca, un punto cutre y desde luego inaceptable historia de los gastos abusivos en el Parlamento británico: el
Daily Telegraph denuncia gastos tales como abono de caballo, lamparas talladas con elefantes, tapas de retrete o cubiteras de hielo. Sin embargo, el artículo de EL PAÍS comienza así:
"¿Qué tienen en común el Congreso español y el Parlamento británico sobre los gastos y posibles abusos de los parlamentarios? No se parecen en nada en la fórmula utilizada para el pago de los gastos de los diputados y sólo se asemejan en una cierta falta de transparencia. El poder del Estado que tiene encomendada, entre otras, la función de control del Ejecutivo no ofrece, por ejemplo, datos de los viajes oficiales que han realizado los diputados. En España es imposible saber qué diputados han cobrado las dietas por viajes, aunque sus señorías exijan permanentemente transparencia al resto de poderes.
En Reino Unido se ha producido un enorme escándalo en Westminster por la publicación de los gastos que pasaron los parlamentarios de todos los partidos y que incluían facturas sobre actividades estrictamente privadas, incluyendo obras en sus casas.
En España este escándalo no se podría reproducir de la misma forma porque no existe un sistema de facturas o de pago de gastos contraídos. Son transparentes los baremos sobre los que se establecen sus salarios y se pueden consultar en la web del Congreso, y el sistema establecido para los gastos de viaje es el de dietas previamente establecidas. El modelo de dietas se aprobó en la transición, precisamente, para evitar fraudes en las facturas"
.
Así pues, el problema son los viajes oficiales, particularmente al extranjero. Vaya.
Y ahora, sin ánimo corporativista ninguno (yo estoy aquí de paso), me pregunto: ¿justifica el contenido del artículo su llamativo título?

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