domingo, 18 de agosto de 2024

La Antonia

Paolo Cognetti
La Antonia. Poemas, cartas y fotografías de Antonia Pozzi
Traducción de Raquel Vicedo
Pepitas de Calabaza, 2023

"Ojalá me bajaran un buen pedrusco de la Grigna y plantaran aquí rododendros, edelweiss y musgos de montaña todos los años. Pensar en ser enterrada aquí ni siquiera es morir: es volver a las raíces. Cada día las siento más fuertes en mi interior. Mis madres montañas".


La de Antonia Pozzi (1912-1938) es una de esas vidas cuya intensidad parece incompatible con su fugacidad. Como las de Etty Hillesum o Simone Weil
 
Alpinista, poeta póstuma, fotógrafa, licenciada en Estética con una investigación sobre Flaubert, buscadora de Dios, enamorada... Vivió la llegada y ascenso de Mussolini en el seno de una familia aristocrática afín al régimen, justo en el momento en que mantiene una relación con un joven de familia obrera y antifascista ("A saber cómo será para la Antonia discutir con Dino sobre socialismo y revolución frente a una fábrica, y después regresar por la noche a casa de su madre condesa y el padre podestà, con su mina de hierro y sus caballos al galope en los pastos", escribe Cognetti).

Paolo Cognetti ha escrito una hermosa biografía de Antonia Pozzi, desde el reconocimiento, la comprensión y el afecto. Un libro cuidado y cuidadoso que nos descubre a otra mujer excepcional, tan grande que acabó por no caber en este mundo:

"He sufrido tanto... -escribía en diciembre de 1938-. Debe de haber algo oculto en mi naturaleza, una enfermedad de los nervios que me arrebata las fuerzas para resistir y me impide ver equilibradas las cosas de la vida. Lo que me ha faltado es un apego firme, constante, fiel, que se convirtiera en un propósito y llenase toda mi vida. [...] Parte de esa desesperación mortal es también la cruel opresión que se ejerce sobre nuestra juventud marchita".
 
Desgraciadamente no pudo aplicarse a ella misma el consejo que, cinco años antes, ofrecía a su amiga Elvira, con la que compartió su pasión por las montañas:
 
"Pero no pienses más en terminar. Que la montaña es la primera que nos enseña a perseverar, a pesar de los cortes y las magulladuras"

La Bella Varsovia ha publicado una compilación de cincuenta poemas de Antonia Pozzi con el título Inicio de la muerte; serán mi próxima lectura. Mientras tanto, releo y comparto su hermoso poema "Canto salvaje".

 
Canto salvaje

He gritado de alegría en el ocaso.
Buscaba ciclámenes entre las zarzas:
había subido hasta el pie de una roca
hinchada y rugosa, quebrada por las matas.
Sobre el prado acribillado de cascajos,
sobre la cabeza rubia de las margaritas,
sobre mis cabellos, sobre mi cuello desnudo,
desde lo alto del cielo, se desmigajaba el viento.
He gritado de alegría mientras bajaba.
He idolatrado la fuerza áspera y salvaje
que hace que mis rodillas tengan ganas de saltar;
la fuerza desconocida y virgen, que me tensa
como un arco en la dirección adecuada.
Todo el camino olía a ciclámenes;
los prados languidecían en la sombra,
estremecidos aún por caricias de oro.
A lo lejos, en un triángulo de verdor,
el sol se demoraba. Habría querido
lanzarme, de un salto, hacia esa luz;
y tumbarme al sol, y desnudarme,
para que el dios moribundo se saciara
con mi sangre. Después quedarme, de noche,
tendida en el prado, con las venas vacías: 
y que las estrellas apedrearan furiosas
mi carne seca, muerta.
 
(Pasturo, 17 de julio de 1929)

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