"Es imposible observar el mundo natural sin ver algo nuestro reflejando en él", escribe Helen Macdonald. Estoy de acuerdo, siempre es así; pero hay días en los que resulta especialmente cierto. Hoy ha sido uno de esos días: una mañana otoñal perfecta, fría pero soleada, de cielos y luces cambiantes, de senderos húmedos, embarrados, pero sin lluvia. Una mañana propicia para deambular sin prisa ni objetivo, para salirse del sendero, para asomarse tras los setos y descubrir los corros de hadas o anillos de brujas que forman las setas (pardillas, lepistas, pie azul, senderuela...), pajarillos emboscados o arroyos discretos.
"Somos criaturas visuales", recuerda Helen Macdonald. "Para nosotras, los bosques son lugares hechos de árboles, hojas y tierra. Pero ahora mismo, a mi alrededor hay toda una red invisible y ubicua de vida fúngica, millones de pequeños filamentos que crecen y se extienden entre los árboles, agrupándose alrededor de los excrementos de los conejos, entrelazando arbustos, senderos, hojas muertas y raíces vivas. No sabemos que están ahí hasta que no vemos las setas que emergen de la tierra cuando las condiciones lo permiten. Pero el bosque no sería lo que es si no fuese por el ciclo constante de agua, nutrientes y minerales que producen los hongos".
1 comentario:
Preciosos paisajes
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