lunes, 21 de noviembre de 2022

Enseñar pensamiento crítico

bell hooks
Enseñar pensamiento crítico
Traducción de Víctos Sabaté
Rayo Verde, 2021
 
"Cuando los estudiantes llegan a las aulas universitarias, la mayoría tienen miedo de pensar. Y los que carecen de ese temor, a menudo van a clase asumiendo que no será necesario pensar, que todo lo que tendrán que hacer es procesar información y vomitarla en los momentos adecuados".


bell hooks (1952-2021) es una relevante pensadora que ya ha aparecido por aquí. Seguidora de Freire, comprometida con la educación como práctica de la libertad, en este recomendable libro comparte treinta y dos "enseñanzas" sobre la enseñanza, en realidad treinta y dos experiencias y aprendizajes propios que hooks comparte con sus lectoras y lectores. 
 
En el marco de una explícita pedagogía del compromiso (de nuevo Freire), la autora se propone como objetivo "que los estudiantes recuperen las ganas de pensar, así como su voluntad de alcanzar una autorrealización total" de manera que el alumnado pueda "pensar críticamente". Como docente, me identifico plenamente con sus reflexiones sobre el aula como una comunidad de aprendizaje, en absoluto propiedad o patrimonio de la profesora o el profesor, así como con su abierta defensa de una "enseñanza con amor". Es verdad que no somos "terapeutas", como dice hooks, ni "una ONG", como me recuerdan a veces algunas compañeras y compañeros; no lo somos, pero a veces no tenemos más opción que actuar como si lo fuéramos y, en cualquier caso, lo que no podemos es pensar que nuestras alumnas y alumnos son simple "fuerza de estudio". Lo explica perfectamente otro educador y autor, Daniel Pennac, en Mal de escuela, otra obra que debería ser lectura obligatoria para quien se dedique a la docencia:

"Nuestros «malos alumnos» (de los que se dice que no tienen porvenir) nunca van solos a la escuela. Lo que entra en clase es una cebolla: unas capas de pesadumbre, de miedo, de inquietud, de rencor, de cólera, de deseos insatisfechos, de furiosas renuncias acumuladas sobre un fondo de vergonzoso pasado, de presente amenazador, de futuro condenado. Miradlos, aquí llegan, con el cuerpo a medio hacer y su familia a cuestas en la mochila. En realidad, la clase solo puede empezar cuando dejan el fardo en el suelo y la cebolla ha sido pelada. Es difícil de explicar, pero a menudo solo basta una mirada, una palabra amable, una frase de adulto confiado, claro y estable, para disolver esos pesares, aliviar esos espíritus, instalarlos en un presente rigurosamente indicativo".

Y esto es algo aplicable no solo a los "malos" alumnos, ni a quienes estén "a medio hacer": todas, todos, entran (entramos) en el aula con una mochila a cuestas. Una pesada mochila de (no solo, pero también) inseguridades, miedos, debilidades, malestares, preocupaciones, dolores, vulberabilidades a los que no podemos dejar de atender como mejor sepamos. Podemos mirar hacia otro lado, refugiarnos en la idea de que solo somos enseñantes (ni siquiera educadoras o formadoras), pero la mochila seguirá ahí cuando despertemos.

Como ella misma dice, la relevancia que la temática del amor tiene en su obra y, más allá de esto, la forma "amorosa" (que no blandita, ñoña o acrítica) con la que hooks aborda incluso los temas más duros, pudiera llevarnos  a pensar que se trata de una pensadora no "tan radical ni tan militante" como otras. En absoluto y es precisamente esta característica de bell hooks, su radicalidad amorosa, la que la convierte en tan sugerente. El amor, sostiene, "es el único camino que nos permite crear un mundo que la dominación y los dominadores no pueden destruir" ya que "cuando nos dedicamos a amar, nos estamos dedicando también a terminar con la dominación".
 
El libro de bell hooks contiene, además, un poderoso capítulo (la enseñanza 18, "Aprender a superar el odio"), en el que reflexiona sobre "la importancia de que [las y los estudiantes] lean obras de autores que puedan ser racistas, machistas, homófobos o clasistas", como es el caso de uno de los escritores favoritos para hooks, William Faulkner. 

Un libro provocador que nos ayudará a reflexionar no solo sobre la forma en que enseñamos y aprendemos sino, en general, sobre la forma en que nos relacionamos y vivimos.

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