Éric Vuillard
La guerra de los pobres
Traducción de Javier Albiñana
Tusquets, 2020
"Las palabras quedan dichas de nuevo: ni mediante el dinero ni mediante el poder de los príncipes, esas mismas palabritas que cambian de forma, de tono, pero no de objetivo, y que, cuando retornan al mundo, siempre pugnan contra el dinero, la fuerza y el poder. Esas palabras van a ser poco a poco las nuestras".
Repite Vuillard en este libro la sugerente fórmula que ya utilizó en su anterior obra titulada 14 de julio: si en aquella novela recreaba el alzamiento del 14 de julio de 1789 que inició la Revolución Francesa, en esta recuerda los levantamientos campesinos que, inspirados en el radicalismo evangélico de Thomas Müntzer, en 1524 y 1525 hicieron temblar el poder de los príncipes y nobles del centro de Alemania, de Austria y Suiza, enfréntándose incluso al mismo Lutero, a quien acusaba publicamente por su vida lujosa y regalada.
"Son los propios señores quienes provocan que el hombre pobre sea su enemigo", clamaba Müntzer. "Si no quieren eliminar las causas de la rebelión, ¿qué arreglo tiene esto a la larga? ¡Ah!, caros señores, ¡cuán hermoso sería ver al Señor golpear los viejos jarrones con vara de hierro! Decir esto me convierte en un rebelde. ¡Vamos allá!".
En pocas páginas, con un lenguaje directo, en ocasiones declamativo y profético, Vuillard nos sumerge en la sangrienta rebelión de las campesinas y los campesinos contra los privilegios de condes, duques y principes, contra la represión de alguaciles y burgomaestres, contra "la servidumbre, los feudos, los diezmos, el decreto de manos muertas, el arriendo, la tala, el viatico, la recogida de la paja, el derecho de pernada, las narices cortadas, los ojos reventados, los cuerpos quemados, apaleados, atenaceados".
Y rememora también las raíces de ese levantamiento en siglos anteriores: en la proclamación de John Wyclif de la relación directa entre el hombre y Dios, sin necesidad de mediación ninguna, y su exaltación de la pobreza evangélica como fundamento de una humanidad nueva (Inglaterra, 1320-1384); en su discípulo John Ball y en el campesino Wat Tyler, líderes de la revuelta campesina inglesa de 1381; en la demanda de los municipios pobres de Kent impulsada en 1450 por Jack Cade, que firma como "Juan Pide-Todo"; en la predicación del checo Jan Hus (Bohemia, 1370-1415) exigiendo la reforma de una Iglesia corrupta.
La prosa de Éric Vuillard vuelve a brillar narrando la historia con minúscula de mujeres y hombres comunes que se alzaron contra el privilegio y la injusticia. Una historia truncada por la violencia, pero nunca derrotada: "El martirio es una trampa para los oprimidos, sólo es deseable la victoria". Una hermosa lectura.
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