martes, 18 de agosto de 2020

El año del pensamiento mágico

Joan Didion
El año del pensamiento mágico
Traducción de Javier Calvo
Penguin Random House, 2019 (primera edición en castellano, 2015)

“No quiero terminar el año porque sé que a medida que pasen los días, a medida que enero se convierta en febrero y febrero dé paso al verano, pasarán ciertas cosas. La imagen que tengo de John en el instante de su muerte se volverá menos inmediata y menos cruda. Se convertirá en algo que pasó en un año distinto. Mi noción del mismo John, de John vivo, se volverá más remota, más ‘difusa’, desdibujada, transmutada en lo que sea que sirva mejor para vivir sin él. De hecho, ya está empezando a pasar”.


Este es un libro sobre la pérdida, el dolor, el rechazo, el duelo, el afrontamiento y la recuperación. Pero no es un libro de autoayuda sino un relato personal, privado, íntimo; el intento desesperado de asimilar la irrupción catastrófica de la muerte y la enfermedad en una existencia cuya normalidad se daba por supuesta. Pero Joan Didion es escritora y comparte esta experiencia privada, ofreciéndonos la oportunidad de ponernos en su lugar y acompañarla (y dejarnos acompañar) en la imprescindible reflexión sobre nuestra constitutiva fragilidad:

“Somos seres mortales imperfectos, conscientes de esa mortalidad incluso cuando la apartamos a empujones, decepcionados por nuestra misma complejidad, tan incorporada que cuando lloramos a nuestros seres queridos también nos estamos llorando a nosotros mismos, para bien o para mal. A quienes éramos. A quienes ya no somos. Y a quienes no seremos definitivamente un día”.

El 30 de diciembre de 2003 su marido, John Gregory Dunn, falleció fulminado por un infarto masivo. A esta tragedia se añade el hecho de que la única hija de ambos se encontrara en aquel momento ingresada en la unidad de cuidados intensivos de un hospital. Unos meses después, el 4 de octubre de 2004, Joan Didion inicia la redacción de lo que luego será este libro.

A diferencia del fallecimiento de su padre y de su madre, a una edad ya muy avanzada (“Yo entendí que la muerte de ambos eran inevitables”), en el caso de su marido Didion se verá sumergida en un torbellino de “pensamiento mágico”, tensionada entre la asunción de la indiscutible desaparición física de John y la creencia en la reversibilidad de la misma: “En la mayoría de los niveles superficiales, yo parecía racional. Al observador medio le debía de dar la impresión de que yo entendía plenamente que la muerte era irreversible. Yo había autorizado la autopsia. Había encargado la incineración…”. Pero, en un nivel más profundo, su objetivo seguía siendo el regreso de su marido, “ir atrás en el tiempo, rebobinar la película”. De ahí la imposibilidad de deshacerse de sus zapatos (“si John quería volver, le iban a hacer falta zapatos”) o el rechazo a la publicación de su necrológica en el New York Times.

A lo largo de ese año del pensamiento mágico Joan Didion leerá sobre la enfermedad y la muerte, confrontará esos niveles superficiales y profundos de su existencia, acompañará a su hija enferma, recordará su vida con John y, finalmente, asumirá su pérdida: “si queremos seguir vivos llega un momento en que tenemos que dejar ir a los muertos”.

Un libro que he leído con emoción, conmovido, haciéndome preguntas, rememorando mis propias pérdidas.

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