martes, 23 de junio de 2020

La última causa perdida

Dennis Lehane
La última causa perdida
Traducción de Ramón de España
RBA, 2011

"En otras palabras, si crees que tienes una especie de segunda oportunidad de salvar mi honor doce años después de que me devolvieras a una madre cuya incompetencia te constaba, te equivocas. Si buscas la absolución, llama a un cura. A uno con la conciencia tranquila, si es que quedan de esos".


Dennis Lehane es el autor de Mystic River (RBA, 2003; traducción de María Via), una de las historias emocionalmente más demoledoras que he leído; y eso son palabras mayores. Aunque La última causa perdida se queda muy lejos de esa gran historia, y ni siquiera es la mejor de las seis novelas que componen la serie protagonizada por la pareja de investigadores privados que forman Patrick Kenzie y Angela Gennaro (y que parece ser su culminación), no deja de ser una lectura muy recomendable. Novela negra de calidad, con una trama bien construida, personajes creibles y crítica social bien enfocada, tomando el pulso de la sociedad estadounidense actual (la buena novela negra ha sido también siempre buena sociología práctica):

"Corliss cerró el maletero del Infiniti y yo me llevé una pequeña sorpresa al ver en el vidrio posterior una de esas estúpidas pegatinas que rezan: Licencia para Cazar Terroristas del 11-S. Supongo que debería haberme sentido más seguro sabiendo que si Osama Bin Laden aparecía por allí para pedir una taza de azúcar, Brian Corliss le volaría la cabeza por el bien de la patria, pero más bien me molestó que los miles de personas que habían muerto en los atentados del 11 de septiembre fuesen explotados por una puta pegatina para idiotas. eso sí, antes de que mi bocaza pudiera ponerme en un compromiso, ya estábamos siguiendo a Brian Corliss hacia la puerta negra de la entrada y accediendo a su mansión de doscientos años de antigüedad".

En una novela anterior, la titulada Desapareció una noche (RBA, 2001; traducción de María Via),  Kenzie y Gennaro investigaron y resolvieron el caso de la desaparición de una niña de cuatro años, Amanda McCready. En esta novela nos encontramos doce años más tarde y en unas circunstancias muy distintas para la pareja protagonista: Gennaro retirada para estudiar un máster en Sociología Aplicada que la de acceso a un empleo en una entidad educativa para adolescentes con síndrome de Down; Kenzie trabaja para una gran empresa de investigación; y ahora tienen una hija en común, Gabby. Pero, como veremos, la resolución del "caso Amanda" se cerró en falso.

Ahora una adolescente de diecisiete años, Amanda ha vuelto a desaparecer y su tía contacta con Kenzie para que la encuentre de nuevo. En el transcurso de la búsqueda se cruzará con la mafia rusa y verá amenazada su nueva vida familiar. Todo ello en el escenario favorito de Lehane (y de la pareja Kenzie/Gennaro), la ciudad de Boston:

"Más de un amigo nos había sugerido que nos trasladáramos a las afueras, donde las casas eran más baratas, las escuelas más seguras y los impuestos sobre la sociedad y el seguro del coche más bajos. Pero Angie y yo crecimos juntos en la ciudad. [...] No me gusta podar céspedes , ni recortar setos ni recoger los restos de tales actividades. No me gusta ir a centros comerciales ni comer en restaurantes que formen parte de una cadena. De hecho, el atractivo de las afueras -tanto en general como en particular- es un concepto que no acabo de pillar.
Me gustan el sonido de los martillos pilones, los aullidos nocturnos de las sirenas, las cafeterías abiertas las veinticuatro horas, los grafitis, el café servido en vasor de cartón, el vapor que sale del subterráneo, los guijarros, los tabloides, los anuncios luminosos, los que gritan 'taxi' en las noches de frío, los chaperos de esquina, el arte callejero, los pubs irlandesesy los los tíos que se llaman Sal".

Novela negra urbana, de resonancias clásicas. Puede leerse de manera independiente, sin necesidad de empezar por alguna de las novelas anteriores.


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