Así se titula un artículo recién publicado por la revista Political Research Exchange, que puede leerse libremente en inglés. Resumo brevemente algunos de sus contenidos.
[1] A pesar de haber sido uno de los países europeos que más duramente sufrió las consecuencias económicas y sociales de la crisis financiera de 2008, España (junto con Portugal) ha permanecido hasta hace bien poco libre de la presencia electoralmente sgnificativa de partidos de derecha radical, constituyendo la denominada por los autores del artículo "excepción ibérica", o más directamente la "excepción española". Este excepcionalismo llegó a su fin en 2018, cuando Vox obtuvo representación electoral en el parlamento de Andalucía,
antesala de su importante éxito electoral a partir de las elecciones generales de abril de 2019.
[2] Vox es un partido populista de derecha radical, pero no de extrema derecha. La diferencia entre ambos estriba en que mientras los segundos se oponen a los regímenes democráticos, los primeros apoyan la
democracia, pero abogan por desarrollar políticas que reduzcan muchos de sus componentes liberales. Como otros partidos por toda Europa, su ideal sería una democracia iliberal o una semidemocracia, en la que "sólo el momento electoral es clave (sus gobiernos actúan con la convicción de que las elecciones dan carta blanca total al vencedor)" (Cesáreo Rodríguez-Aguilera).
[3] El programa económico de Vox es convencionalmente conservador: libre mercado, reducción de la intervención estatal y recortes del Estado de bienestar. Su programa político enfatiza la recentralización de España, el discurso anti-inmigración, un euroescepticismo suave, la oposición
al matrimonio entre personas del mismo sexo y la reivindicación de leyes que protejan a la "familia natural", la reforma de
las leyes de aborto y de la legislación contra la violencia de género
y, en general, enarbolan un retorno a las normas de género tradicionales. Su propuesta ideológica es más radical que las de Alternativa para Alemania (AfD), Agrupación Nacional (antes Frente Nacional) y el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ).
[4] La probabilidad de votar a Vox es mayor entre los hombres de mediana edad, votantes de derecha, católicos y asistentes frecuentes a la iglesia, así como entre quienes que se identifican más con el Estado nación español y tienen una evaluación más negativa de la situación política. En términos de ingresos y educación, Vox consigue más votos entre los residentes urbanos, quienes tienen educación secundaria superior y altos niveles de ingresos.
[5] Sostener una identidad nacionalista española en lugar de
una identidad plurinacional o más regional aumenta la probabilidad de votar a Vox, pero este efecto está condicionado por la evaluación que los individuos hacen de la situación política. La propensión a votar a Vox en las elecciones generales de abril de 2019 era mayor entre quienes manifestaban tanto sentimientos nacionales (españoles) fuertes
como valoraciones políticas negativas; en cambio, la identidad nacional, por sí sola, no influía sobre la probabilidad de votar a Vox si los individuos hacían una evaluación neutral o positiva de la situación política en España. Esto quiere decir que el voto a Vox "no es solo una expresión de los sentimientos españoles, sino también del resentimiento político".
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