jueves, 26 de marzo de 2020

La dulce militancia

Andrés García Inda
La dulce militancia. Crítica de la razón indignada
Ediciones Mensajero, 2020

"Una educación moral basada fundamentalmente en la cultura de la queja obtura nuestra capacidad de agradecimiento y embota nuestro sentido de la responsabilidad".



Andrés García Inda es profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad de Zaragoza pero, sobre todo, es un intelectual y un ciudadano comprometido con la realidad local y global, implicado en la investigación y en la transformación de estas realidades. No es un mero observador académico, sino un activista reflexivo. Sabe de lo que escribe porque lo vive. En esta combinación de compromiso y reflexión estriba el principal valor y acierto de este libro. 

Partiendo de una valoración radicalmente positiva de la indignación como emoción moral básica ("La indignación es la reacción -más o menos airada, más o menos vehemente- a la percepción de una injusticia, de la vulneración de los derechos propios o ajenos")y, por ello, "condición del compromiso y de la acción", el autor construye su argumentación a partir una idea central:

"Es verdad que la indignación es una reacción airada a la percepción de una injusticia, pero eso no significa que la injusticia sea real. Por eso, en ocasiones, consentir o alimentar la indignación no contribuye a la transformación social, sino a la victimización y al resentimiento".

Por eso, una vez sentida o experimentada como emoción, la indignación debe ser reflexionada y educada. e alguna manera, la propuesta de García Inda es pasar de una razón indignada (algo así como "tengo razón porque me indigno, y punto") a una indignación razonada. ¿Razonada, para qué? Para no caer en la indignación autocomplaciente, en el simplismo maniqueo, en el voluntarismo ingenuo ("todo es cuestión de voluntad política"), en el infantilismo moral, en la subjetividad sobreestimulada ("bulimia emocional"), para que la persona activista no acabe reducida a la condición de "profesional de la queja" (en aytivista, con permiso de Andrés).


Compartiendo lo esencial de su análisis, discrepo de alguna de sus apreciaciones, como la valoración de la perspectiva de Hans Rosling y su énfasis en los datos como desdramatizadores de nuestras ideas sobre la situación del mundo, o su cuestionamiento de la persona (porque, mientras no se demuestre lo contrario, sigue siendo una persona, no solo un personaje) de Greta Thunberg. Pero preferiría conversar esas discrepancias en diálogo con Andrés, pues estoy seguro de que en el transcurso del mismo llegaríamos a ponernos de acuerdo en lo esencial.

Un libro escrito desde el conocimiento intelectual y cordial, que pretende (y consigue) hacerse entender. Escrito con un estilo elegante y cuidado: "A veces la indignación no conduce a nada; las emociones también pueden ser como fuegos artificiales: llamativos, ensordecedores, aparatosos e incluso bellos, pero que tras de sí no dejan más que un rastro de humo; se agotan en su estruendo y su fulgor, sin llegar a iluminar nada ni apuntar a ninguna dirección". Un libro necesario, que interesará a cualquiera que se preocupe y se ocupe de intentar transformar la realidad que tenemos evitando los callejones sin salida a los que la razón indignada tantas veces nos lleva.

Felicidades y gracias, Andrés.

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