Al empezar a caminar el sol iluminaba la proa del Paredes, la primera de las cimas de la Sierra de la Carbonilla, hermana gemela de Salvada. A continuación de esta se encuentran Gurdieta y Castro Grande.
El camino hacia el Urieta no tiene pérdida. La cumbre se alza directamente ante nosotros y aunque dejaremos de verla cuando nos adentremos en el bosque es imposible equivocar la dirección... salvo si hay niebla: entonces estos montes se convierten en un infierno y resulta facilñisimo extraviarse. Lo digo por experiencia.
Zona de pase de paloma, una veintena de puestos de caza se distribuyen junto al camino.
Se puede ascender por una pista, muy embarrada, o pegados al barranco. No hay peligro, una alambrada separa el sendero del abismo.
Pronto se aprecia la hermosa cascada de San Miguel. Merece la pena demorarse un tiempo en su contemplación.
La cascada desde la carretera de descenso del puerto hacia Artziniega.
El camino se introduce poco a poco en el bosque.
Restos de la lobera de San Miguel.
A partir de aquí el bosque ofrece escenas mágicas.
Al salir del bosque el cielo estaba de un azul luminoso. Pero ha durado poco. No ha hecho mala mañana, pero el cielo ha estado mayormente cubierto. Incluso han caído algunas gotas.
Cima del Urieta (1.117 m.). El buzón estaba caído.
Aro desde el Urieta.
Desde el Urieta me he dirigido hacia el llamado Campo Moscadero. No hay senderos y es preciso prestar atención para adivinar dónde puede quedar la cumbre.
Combre del Moscadero (1.132 m.). De nuevo, el buzón estaba caído.
Vistazo hacia el Urieta.
Vistazo hacia Aro y Eskutxi.
Desde el Moscadero vuelta al Urieta (aunque es posibledescender directamente) y a desandar el camino.
De izquierda a derecha: Eskutxi, Aro y Urieta.
Una excursión sencilla y bonita. Más que recomendable.
1 comentario:
Aupa Imanol
Qué maravilla es esa zona de Sierra Salvada. Yo estuve hace poco en el Eskutxi, desde Añes. Pensaba que el pico Paredes se llamaba Gurdieta, pero ya veo que estaba yo equivocado. Las fotos del bosque con los troncos vestidos de musgo, una preciosidad. Y el salto de San Miguel es tan bonito y tan solitario. No suele haber gente y eso lo transforma en especial y mágico. Gracias por tu reportaje.
Un abrazo
fabián
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