martes, 10 de diciembre de 2019

Mi posición ante la charla de hoy de un ex preso de ETA en la UPV/EHU

José Ramón López de Abetxuko fue condenado en 1999 por la Audiencia Nacional a 30 años de prisión por su participación como autor por cooperación necesaria en el asesinato del jefe de la Policía Municipal de Vitoria Eugenio Lázaro Valle, ocurrida el 13 de abril de 1980. López de Abetxuko fue el informador, el chivato, que facilito la información necesaria para cometer el crimen. También pudo participar en el asesinato del jefe de Miñones Jesús Velasco, el 10 de enero del mismo año.

Tras permanecer 29 años en prisión, López de Abetxuko cumplió su pena y fue puesto en libertad el 5 de julio de 2018. Desde esta fecha, es un ciudadano español con todos sus derechos y libertades en vigor. Como señala el artículo 130.2 del Código penal, “La responsabilidad criminal se extingue por el cumplimiento de la condena”. Otra cosa es la responsabilidad moral. Pero, en términos legales, López de Abetxuko es un ciudadano como cualquier otro.

Hoy, en un acto organizado por Sare, López de Abetxuko participará en una charla sobre la situación de los presos de ETA enfermos. Celebrándose este acto un 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, es de suponer que la charla gire en torno a las reivindicaciones históricas de Sare: libertad para los presos enfermos y el acercamiento a cárceles vascas de todos los condenados por pertenecer a ETA actualmente en prisión, por considerarlas cuestión de derechos humanos.

Comprendo y comparto la indignación de las víctimas de ETA ante este acto. Es razonable y es legítima. Pero no comparto en absoluto la reclamación de suspensión del acto por parte del delegado del Gobierno en el País Vasco, de la Asociación Esteban de Garibay y del PP del País Vasco.

Como expresión de rechazo ante este acto caben distintas posibilidades. La primera, ignorarlo y no asistir. La segunda, organizar un acto en el que víctimas del terrorismo relaten su experiencia y reivindiquen su memoria. La tercera, asistir al acto y debatir, argumentadamente, con los organizadores del mismo.

Lo que no cabe en una universidad pública es prohibir un acto como este. Un campus universitario no es la calle, sin más; es un espacio consagrado a la reflexión crítica y al debate de ideas. Desgraciadamente, en la UPV/EHU y en otras universidades españolas hemos asistido en demasiadas ocasiones a acciones de protesta contra la presencia en las mismas de personas cuyas ideas no eran del gusto de algunas y algunos; acciones cuyo único objetivo era impedir o reventar la celebración de un acto.

5 comentarios:

mirlos-gallos-y-halcones.blogspot.com dijo...

Hola. Hay un gazapo, desde 1.999 hasta 2018 pasa 19 años en la carcel, no 29

Unknown dijo...

Condenado en 1999 no significa que entró ese año. Ha cumplido 29 años mediante redenciones de pena, por ser el delito anterior a 1996, pero no ha estado 29 años en prisión

Andoni dijo...

Fue detenido en Francia en 1986, cumplió allí 3 años y luego fue entregado a España, así que sí, ha estado de hecho más de 29 años en la cárcel.

ANDRES LOPEZ dijo...

Al margen de exactitudes en cuanto a los períodos de cárcel (que no me interesan mucho) te agradezco que te mojes el culo y, sobre todo, que aportes luz a debates que, a menudo, son muy opacos.
Andrés López

Unknown dijo...

y punto