Entre los pastos de Cabriles.
Superado el arroyo Cabriles se entra en el reino de las rocas. Cada vez más empinada, la subida es costosa (patinazos y pasos hacia atrás), pero la bajada lo será tanto o más.
Aún así, la vida se abre camino en este duro entorno.
Entrando al Callejo Grande. A medida que subo se va estrechando y las paredes y pináculos de conglomerado verdi-negro se ciernen sobre mi.
Una mirada hacia abajo, al camino recorrido. Ya falta menos.
También aquí hay vida. La cabra montés (Capra pyrenaica victoriae) parece haberse adaptado perfectamente a este terreno. También parece que toman más distancias que en otras ocasiones.
Último tramo, antes de pasar a la cara norte.
Paso a la cara norte. Desde aquí, tras un breve destrepe, un sendero bien marcado llega haata la cumbre .
Cumbre del Curavacas (2.524 m.).
Nada más llegar a la cumbre, de frente, el Espigüete me tienta.
Al fondo, Picos de Europa.
En primer plano se ve la ruta que hice ayer: Coto Redondo, Peña Santa Lucía y Peña Escrita. Al fondo, Peña Redonda.
El Hospital y Alto de las Huelgas, dos "dosmiles" empequeñecidos por su poderoso vecino.
En el centro de la imagen, Tres Provincias. A la derecha Peña del Infierno y Peña Prieta. En su base, cabecera del amplio valle de Pineda.
Parte del valle.
Peñas Malas, Guadañas, Cuartas, Lomas, Tres Provincias, Peña Prieta... Un paraíso montañero.
Pozo Curavacas.
Ahora toca desandar lo andado y descender lo subido.
Al llegar abajo el Curavacas volvía a mostrar su aspecto más salvaje y oscuro. Para impresionar...
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