domingo, 7 de julio de 2019

Entre la niebla: Maza de Pando e Ilso de las Estacas

La mañana no ha salido muy buena que digamos, pero el fin de semana pasado no pude escaparme al monte y, además, ayer tuvimos celebración, así que a las 8:20 aparcaba junto a la presa del Embalse de Ordunte. Mi objetivo de hoy: Maza de Pando (1.011 m. según Mendikat, 1.018 según el buzón cimero).

Tras atravesar la presa empieza la amplia senda que permite hacer la travesía circular del embalse. En los primeros metros de la misma, hay que tomar un sendero bien marcado a la derecha. Prácticamente hasta la cima el camino se realiza por pistas, por lo que no hay pérdida. Eso sí, la primera cuesta es de aupa.

 
 
 Voy dejando el pantano a mi espalda.
 Un pequeño llano.
 Llego a otra pista, tras pasar una barrera. Si no recuerdo mal, se trata de una pista que viene desde la zona de Nocedal. Marcada por un informativo hito, otra posta nace ahí mismo y nos obliga, otra vez, a encarar un fuerte desnivel.
 
 
 El embalse, cada vez más abajo.
 Otro hito, otro giro a la izquierda.
 La niebla, que al salir cubría completamnente las cumbres, empieza a rodearme también a mi. Enredándose entre los árboles, el bosque adquiere tintes de cuento.
 
 
 
 
 
 
 
El silencio, casi absoluto, sólo se rompe ocasionalmente con la "ladra" o bramido de los corzos.
Cuando la pista empieza a perder pendiente, un estrecho sendero a mi derecha, marcado por un hito, me lleva hasta la cumbre de Maza de Pando.

Las telarañas recogen las gotas que forma la espesa niebla.
Cumbre del Mazo de Pando. Recojo una tarjeta que dos montañeras o montañeros del Baskonia dejaron hace casi un mes. ¿Será que no ha pasado nadie desde entonces, o es que se está perdiendo la tradición de dejar y recoger las tarjetas en los buzones de las montañas?

 
Por ahí tiene que estar el Ilso de las Estacas, pero estoy en una burbuja de niebla. En todo caso, confiando en no despistarme, he decidido seguir hasta esa otra cumbre.
 
 
 
 
 Para ello, he descendido hasta encontrarme con la pista que había abandonado para subir a la Maza.
 Entre la niebla, los árboles parecen espectros.
 
 
 
 
 
 
Una flecha pintada en una losa me indica que debo abandonar la pista. Entro en un bosque tremendamente húmedo, donde el musgo forma mullidos colchones sobre rocas y troncos.
 
 Una cabaña construida enteramente de piedra contribuye a la impresión de estar en otro tiempo, en otro mundo..
 
 
 
  Cumbre del Ilso de las Estacas (1.037 m.). El buzón está destrozado.

 
 Visto el día que hacía, he vuelto sobre mis pasos para regresar por donde he venido. El caso es que, bajando, la niebla se ha retirado y el calor ha empezado a apretar.

 
 
 
 
 
 
 Pero en lo alto la niebla seguia bien agarrada.
Otro día, con sol, ya os enseñaré las vistas...
 
 


 
 
 

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