Hoy sí, un sol primaveral pinta la montaña de suaves ocres y tostados. Los venados se dejan ver entre las escobas y los brezos.
También hoy, por vez primera, se han dejado ver los dos gigantes de la Montaña Palentina, el Espigüete y el Curavacas, dulcificadas sus colosales fisonomías porque parecen estar espolvoreados por azúcar glas.
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