Caminando sin rumbo fijo, siguiendo los senderos trazados por los venados, por un paisaje que a ratos me recuerda al británico Distrito de los Lagos.
El bosque de alta montaña es un campo de batalla: árboles derribados, arrancados de raíz, retorcidos, descortezados...
Pero es un campo de batalla en el que prolifera la vida.
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