Philippe Claudel
El Archipiélago del Perro
Traducción de José Antonio Soriano Marco
Salamandra, 2019
"Estoy seguro de que tarde o temprano os haréis una pregunta lógica: ¿Fue testigo de lo que nos cuenta? Os respondo: Sí, lo fuí. Como vosotros, que sin embargo no quisisteis verlo. Vosotros nunca queréis ver. Yo soy quien os lo recuerda. Soy el que molesta. El que no se pierde detalle. Lo veo todo. Lo sé todo. Pero no soy nada, y eso es lo que pienso seguir siendo. No soy ni hombre ni mujer. Soy la voz, nada más. Os contaré la historia desde la sombra".
Una isla perdida en el Mediterráneo: su localización exacta hay que adivinarla. Hay viñas y olivares, y se pesca el atún practicando la S'tunella (similar a la almadraba). También hay un volcán activo. Una isla pobre, de la que escapan las personas jóvenes, que ha puesto todas sus esperanzas de futuro en la construcción de un complejo termal.
Un día, el mar lleva hasta sus costas los cuerpos de tres jóvenes negros. Tres inoportunos bultos que hay que hacer desaparecer, para que la noticia de su aparición no ponga en riesgo el proyecto de las Termas:
"Nuestra tierra, famosa por las fuentes de agua caliente, los paisajes, el vino, el aceite, las alcaparras, ¿no se convertiría en el sitio al que vienen a parar cadáveres procedentes de África? Nuestras limpias aguas, no serían entonces aquellas en las que flotan, se maceran y pudren esos muertos? ¿Quién querría bañarse, tratarse con ellas o comer pescado de nuestras costas?".
Claudel lleva toda su vida literaria siendo la voz que desde la sombra desvela las miserias de las comunidades humanas. Vuelve a hacerlo en esta novela que conviene leer.
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