Necesito un país que sonría,
necesito un país que se arranque ese gris que oscurece sus días,
un país sin derecha ni izquierda ni cuerdas que tensan rivales,
sin peleles que vendan en tele sus intimidades,
un país sin Rajoys, Rubalcabas ni Aguirres,
donde criemos a niños sensibles, sabiendo que aquí serán libres,
un país con más libros y menos partidos del siglo
un país sin peligros ni líderes tan inservibles,
un país sin desahucios, mentiras y estafas
donde se acepten todos los credos, los sexos, ideas y razas,
un país que no se atraganta que aguanta sin peros
donde justicia sea igual para obreros que para la infanta
un país que levanta su voz y que grita,
que se agita y no calla
en cada batalla contra quien le quita su pan y su techo,
en cada batalla contra quien le quita su pan y su techo,
que golpee su pecho y olvide el recelo,
que salga a exigir sus derechos sin dudas ni miedos
un país que limpie su rostro y se olvide del yo,
que encuentre en nosotros la fuerza, la voz, que tenga valor
un país que se informe y no se conforme con humo
donde trabajo y vivienda no sea privilegio de algunos
necesito un país que piense y use la cabeza,
donde llenar la despensa no sea una proeza
un país que mejora y no roba no llora no implora,
un país que se arranque la pena de una vez por todas (Nach).
¿Buenista, dices? ¿Ingenuo? ¿Infantil?
A mí me ha iluminado la tarde.
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