lunes, 13 de julio de 2009

Cultura universalmente útil

"Un grupo de mujeres sudanesas ha sido condenado en la capital de Sudán, Jartúm, a penas de hasta 40 latigazos por llevar pantalones" (EL PAÍS).

Cuando leo de casos como este me gusta recordar lo que escribe Jorge Wagensberg en su libro Ideas para la imaginación impura:
"Entendemos por Civilización un enorme pedazo de cultura que tiende a ser universal, es decir, que tiende a ser independiente de los grupos humanos que la han elaborado, es decir, independiente de sus particulares contextos y coyunturas. Casi toda la buena ciencia, buena parte del arte bueno y, casi me atrevería a decir, cierta buena religión, es civilización porque tiende a ser válida y valiosa para cualquier humano".
Hay, pues, culturas, pero hay también Civilización. Así, con mayúscula, y absolutamente alejada del uso estrecho y culturalista que de ese concepto pretendió hacer Huntington. Civilización (con C mayúscula) que no se indentifica con ninguna cultura en concreto, sino que de todas las culturas puede, en principio, obtener elementos que pueden ser válidos y valiosos para cualquier ser humano.
"Los científicos trabajan para una misma civilización, pero no siempre pertenecen a una misma cultura", señala Wagensberg en otro momento del libro. Aunque ahora lo escriba con minúscula, sigue hablando de Civilización.
Y me pregunto, ¿sólo lo hacen los científicos? También, seguramente, muchos artistas. Y muchas personas religiosas. ¿Y la política? ¿No puede también la política trascender su particular origen cultural con ambición Civilizatoria?
Wagensberger resume todo esto en otro libro, el titulado Si la naturaleza es la respuesta, ¿cuál era la pregunta?, con una sencilla pero luminosa fórmula: "Civilización es cultura universalmente útil".
Útil, especialmente, para quienes son víctimas de sus propias culturas. Como, por ejemplo, la cultura de los Derechos Humanos. O la cultura democrática.

3 comentarios:

Rubín de Cendoya dijo...

Imanol, hoy se cumplen 26 años del asesinato en Sopelana de un policía, Francisco García San Miguel que ejercía de conductor en el parque móvil.

Una calle

Rubín de Cendoya dijo...

Imanol, antes de nada perdón por la irrupción en esta tu casa con el llamamiento de ayer, la escusa es que lo puse en todos los que frecuento.

Una vez leído tu comentario, con el que estoy totalmente de acuerdo, quiero agradecerte esa fortaleza de llamarle a las cosas por su nombre.

Civilización sólo hay una y no tiene que aliarse con nadie.

Salud

Imanol dijo...

Nada que disculpar. Tu recuerdo de Francisco García se engarza perfectamente con algo que, precisamente, caracteriza y hasta define la perspectiva civilizatoria: la memoria passionis que dice Metz, la memoria de las víctimas.
Un saludo afectuoso.