El Tribunal Especial de la ONU para Sierra Leona juzga desde ayer a Charles Taylor, presidente de Liberia entre 1997 y 2003, acusado de crímenes contra la humanidad. La imagen de sí mismo que Taylor pretende transmitir en La Haya nada tiene que ver con su sangriento pasado de warlord, señor de la guerra que junto con Samuel Doe y Prince Johnson convertirán Liberia en un infierno en nada distinto del alucinógeno corazón de las tinieblas descrito por Conrad.
En su libro Ébano el periodista polaco Ryszard Kapuscinski escribe sobre Charles Taylor:
"Después de cien metros ya me veo rodeado por niños pequeños de cara hinchadas y ojos cansados, algunos sin un brazo o sin una pierna. Mendigan. Son los soldados de las Small Boys Units de Charles Taylor, las más terribles de sus unidades. Taylor recluta a niños pequeños y les da armas. También les da drogas, y cuando se hallan bajo sus efectos, empuja a esos niños al ataque. Los chiquillos, atontados, se comportan como kamikazes, se lanzan al fragor de la lucha, van directamente al encuentro de las balas, estallan junto con las minas. Cuando su dependencia crece hasta el punto de que dejan de ser útiles, Taylor los expulsa. Algunos llegan hasta Monrovia y acaban su breve vida en alguna cuneta o basurero comidos por la malaria o por el cólera o por los chacales".
Este es el sujeto al que se está juzgando en La Haya.
Por cierto, en el mismo capítulo en el que Kapuscinski narra las andanzas de Taylor cuenta su infructuoso intento de visitar la plantación de caucho de Firestone, "un Estado dentro de otro Estado", cerca de Monrovia. Pero estas complicidades no hay tibunal que las juzgue.
1 comentario:
Y me pregunto si ese juicio servirá para que no volvamos a ver imágenes cómo esa.
un osito a la espalda y un fusil o lo que quiera que sea en las manos
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