domingo, 21 de junio de 2009

Dahrendorf: nos deja un liberal

El miércoles pasado falleció Ralf Dahrendorf. Un liberal que nos reconcilia con este término y que nos muestra la enorme distancia que lo separa de la inmensa mayoría de los autoproclamados liberales patrios.
Algunas ideas entresacadas de su último libro, El recomienzo de la historia. De la caída del muro a la guerra de Irak:
  • "Por lo menos eso aportan las revoluciones: nos recuerdan el preámbulo y los primeros artículos del contrato social y nos obligan a confirmarlos o también a reformularlos".

  • "El problema práctico con todos los llamados derechos colectivos es que alguien tiene que reivindicarlos en nombre de otros. Pero si algo se reivindica en nombre de otros, será muy alta la probabilidad de que algunos de los otros no se sientan representados por el líder o por la agrupación que hace el reclamo".

  • "Las ventajas de la vida en una sociedad multicultural son más agradables para los que pueden retirarse a su casa de campo, o incluso al penthouse que poseen en la ciudad, que para la gente que vive en suburbios atestados o en barrios construidos por el gobierno".

  • "La ciudadanía define el suelo donde están parados los miembros de la sociedad humana. En el caso ideal, esto vale para todos los seres humanos, sin restricciones. La 'sociedad de ciudadanos del mundo' de Immanuel Kant es en definitiva la única respuesta práctica convincente a la igualdad fundamental de rango y derechos de todos los seres humanos. Mientras no exista la sociedad de ciudadanos del mundo, crearemos soluciones sustitutas, sociedades civiles con fronteras, y por ende sociedades civiles incompletas, con toda clase de delimitaciones, exclusiones, privilegios y desventajas".

  • "¿Cómo podemos crear una sociedad abierta de ciudadanos emancipados que prenda tanto n el corazón como en la cabeza, pero sin que la emoción destruya lo que creó la razón? ¿Qué ligaduras dan sostén y significado ante las opciones de la libertad?".

  • "Hay que liberar al liberalismo de los errores de la mentalidad del laissez-faire. En el liberalismo lo central son las reglas, el imperio de la ley en el mejor y más cabal de los sentidos. Ese imperio es necesario para proteger a la gente no sólo de las arbitrariedades del poder sino también de la mentalidad de los beneficios adquiridos, de los carteles y del viciamiento del mercado por el poder privado".

  • "Los países de la OCDE han alcanzado un punto en el que las oportunidades económicas ponen a sus ciudadanos ante decisiones perversas. Para seguir siendo competitivos en los mercados mundiales en crecimiento, deben tomar medidas que destruirán la cohesión de sus sociedades civiles posiblemente de manera definitiva".

  • "Los conceptos de asilo y de asilado evidentemente ya no nos ayudan. La aflicción y el agobio de los inmigrantes se alimentan de muchas fuentes. Lo único que sirve es que un país se reconozca expresamente como país de imigración y desarrolle reglas viables".

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