Paul McCartney escribió la canción When I'm sixty four (Cuando tenga 64 años) cuando él mismo tenía 16 años, si bien no fue hasta 1967 cuando su aparición en el album “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band ” la convirtió en una de las más conocidas del repertorio de The Beatles. Dedicada según parece a su padre, la letra deja bien a las claras qué es lo que McCartney pensaba que se podía hacer (y qué no) en la frontera de la jubilación:
Cuando me haga viejo y se me caiga el pelo
Dentro de muchos años
¿Seguirás enviándome una tarjeta el Día de los Enamorados?
¿Me felicitarás el cumpleaños con una botella de vino?
¿Aún me necesitarás?
¿Aún me alimentarás cuando tenga sesenta y cuatro años?
Podría serte útil, arreglaría los plomos cuando se fuera la luz
Tú podrías hacer punto junto al fuego
Saldríamos a pasear los domingos por la mañana
Cuidar el jardín, arrancar las malas hierbas
¿Quién puede pedir más?
Hay una anécdota que me parece de lo más interesante. Se dice que Paul McCartney se encontró en una ocasión con un músico que tocaba el piano en un hogar de la tercera edad. Este le dijo:
"Espero que no te importe, pero suelo tocar algunas de tus canciones y la más popular es When I’m sixty four. Solo que he tenido que cambiarle el título porque 64 años le parece una edad demasiado joven a mi público. Ellos ya no los cumplen. Así que canto When I’m eighty four (Cuando tenga 84 años)".
Y McCartney expresó así su punto de vista: "Si ahora escribiera esa canción, probablemente la titularía When I’m ninety four (Cuando tenga 94 años)".
"Espero que no te importe, pero suelo tocar algunas de tus canciones y la más popular es When I’m sixty four. Solo que he tenido que cambiarle el título porque 64 años le parece una edad demasiado joven a mi público. Ellos ya no los cumplen. Así que canto When I’m eighty four (Cuando tenga 84 años)".
Y McCartney expresó así su punto de vista: "Si ahora escribiera esa canción, probablemente la titularía When I’m ninety four (Cuando tenga 94 años)".
Por cierto: el ex-Beatle cumplió los 64 el 18 de junio de 2006.
Viene todo esto a cuento del reportaje publicado hoy por EL PAÍS -"Demasiado viejos a los 35 años"- sobre la insidiosa discriminación laboral por razón de la edad.
Hay información abundante sobre esta cuestión. Destaco especialmente los trabajos impulsados por la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo (Eurofound). Yo mismo he trabajado esta cuestión en varios lugares. Es un problema que tira por tierra los hermosos discursos manageriales sobre las nuevas formas de gestión del trabajo.
El significado de ser mayor es relativo al momento histórico y a las condiciones en las que se ha sido joven. No es lo mismo ser mayor habiendo sido joven en 1920 que habiéndolo sido en 1960. Lo expresa perfectamente Pascal Bruckner:
“La edad ha dejado de constituir para nosotros un veredicto. No existe ya un umbral más allá del cual el ser humano quedaría fuera de uso, y cualquiera puede hoy en día volver a empezar su vida a los cincuenta o a los sesenta años, modificar el propio destino hasta los últimos momentos, contrarrestar la desgracia de la jubilación, que arrumba a personas intelectual y físicamente capaces”.
Sin embargo las grandes empresas, instituciones gobernadas gerontocráticamente, consideran a los trabajadores de 45 o 50 años older workers, trabajadores mayores. ¿Gestión inteligente del recurso humano? Despilfarro de experiencia, desprecio de know how...
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