domingo, 31 de octubre de 2010

Restaurar la cordura

"Restore sanity", restaurar la cordura.
Tras este lema, decenas de miles de personas se reunieron ayer en la simbólica explanada del National Mall de Washington.
Convocados por los cómicos Jon Stewart y Stephen Colbert, lo que se reivindicaba era "restaurar la cordura" en el debate político ante la crispación creada por las elecciones legislativas del próximo 2 de noviembre.
Unas elecciones en las que la irrupción del ultraderechista Tea Party ha dado al traste con cualquier atisbo de respeto, no ya al adversario político, sino a la simple y llana verdad de las cosas. Todo ello vuelve imposible la deliberación democrática.





"La política estadounidense -escribía hace cuatro años el filósofo Ronald Dworkin- se encuentra en un estado lamentable. Discrepamos, ferozmente, sobre casi todo. Discrepamos sobre el terror y la seguridad, sobre la justicia social, sobre la religión en la política, sobre quién es apto para ser juez y sobre qué es la democracia. Estos desacuerdos no transcurren de manera civilizada, ya que no existe respeto recíproco entre las partes. Hemos dejado de ser socios en el autogobierno; nuestra política es más bien una forma de guerra" (La democracia posible, p. 15).

En España ya tenemos nuestra propia versión del Tea Party Movement: las TDTertulias.
Las elecciones catalanas y el principio del final de ETA van a cargar sus argumentarios (o así) con munición de gran calibre.
Todo para llevarse el gato al agua, aunque se ahogue.

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