Tras este lema, decenas de miles de personas se reunieron ayer en la simbólica explanada del National Mall de Washington.
Convocados por los cómicos Jon Stewart y Stephen Colbert, lo que se reivindicaba era "restaurar la cordura" en el debate político ante la crispación creada por las elecciones legislativas del próximo 2 de noviembre.
Unas elecciones en las que la irrupción del ultraderechista Tea Party ha dado al traste con cualquier atisbo de respeto, no ya al adversario político, sino a la simple y llana verdad de las cosas. Todo ello vuelve imposible la deliberación democrática.
"La política estadounidense -escribía hace cuatro años el filósofo Ronald Dworkin- se encuentra en un estado lamentable. Discrepamos, ferozmente, sobre casi todo. Discrepamos sobre el terror y la seguridad, sobre la justicia social, sobre la religión en la política, sobre quién es apto para ser juez y sobre qué es la democracia. Estos desacuerdos no transcurren de manera civilizada, ya que no existe respeto recíproco entre las partes. Hemos dejado de ser socios en el autogobierno; nuestra política es más bien una forma de guerra" (La democracia posible, p. 15).
En España ya tenemos nuestra propia versión del Tea Party Movement: las TDTertulias.
Las elecciones catalanas y el principio del final de ETA van a cargar sus argumentarios (o así) con munición de gran calibre.
Todo para llevarse el gato al agua, aunque se ahogue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario