Víctimas e ilesos. Ensayo sobre la resistencia ética
Herder, 2022
"Es necesario mirar al pasado y analizar hasta qué punto se podría haber hecho algo por evitar el horror, detectar cuáles eran las posibilidades de cambio y mostrar 'que se podría haber hecho algo distinto, que se podría haber tomado otra decisión, que alguien podría haber intervenido, que alguien podría haber renunciado' [C. Emcke].
[...] Una decisión distinta en la vida cotidiana hubiera traído algo diferente. Las situaciones de barbarie no llegan repentinamente, hay un ambiente que las prepara. hay, como hemos dicho, una agricultura del odio que lo siembra en la sociedad, en el inconsciente colectivo".
En el prólogo de este libro Graciela Fainstein recuerda y reivindica la reflexión de Walter Benjamin sobre las y los Feurmelder, avisadoras y avisadores del fuego, esas personas que tienen la capacidad de leer los signos del tiempo que les ha tocado vivir, sus mares de fondo, sus derivas potencialmente catastróficas, que se esfuerzan por avisar del incendio antes de que el fuego se propague, por "cortar la mecha encendida antes de que la chispa llegue a la dinamita" (W. Benjamin, Dirección única, Alfaguara, 1987; traducción de Juan J. del Solar y Mercedes Allendesalazar). Es esta la reflexión que más me ha interpelado del libro de Olga Belmonte García.
Están las víctimas, por supuesto, y la autora mira y nos hace "mirar de cara un sufrimiento que no siempre queremos ver": el sinsentido de la injusticia radical que sufrieron, la escucha reverencial que su verdad nos exige, su rescate desde la invisibilización en el "reino de la nada" y su retorno a la comunidad de la que fue expulsada, la no banalización de la idea de perdón, son algunas de las cuestiones que aborda Olga Belmonte, con profundidad teórica y sensibilidad ética, componiendo un texto de bella lectura.
Están también los victimarios -verdugos y torturadores, fundamentalistas y fanáticos- que deshumanizan a la víctima reduciéndola a categoría gestionable (usable, trasladable, ocultable, expulsable, eliminable) a partir de una "lógica de la barbarie [que] crea un sistema en el que no cabe lo diferente", preguntándose y haciéndonos preguntarnos si se trata de una cuestión de banalidad (Arendt) o de sadismo (Améry).
Es aquí cuando, junto a la víctima y al victimario, la autora incorpora a los "ilesos", a quienes no siendo víctimas sí han sido testigos del sufrimiento de estas. Esta es la condición mayoritaria en las sociedades en las que la barbarie ha dinamitado la convivencia; pocos verdugos, bastantes víctimas, muchas ilesas: esta es la aritmética de la barbarie. Siempre son más las personas ilesas (espectadoras silentes): ¿cuál es su responsabilidad?
A pesar de su reducida extensión, en este libro Olga Belmonte recoge y relaciona algunas de las cuestiones esenciales de la reflexión ética sobre las víctimas. Quienes ya estemos familiarizadas con las conversaciones en torno a esta temática puede que no encontremos contenidos realmente novedosos, pero sí reconoceremos una mirada y una voz propias que nos animarán a seguir conversando. Quienes quieran empezar a caminar por el territorio de las víctimas tienen en este libro la mejor de las guías para hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario