domingo, 31 de octubre de 2021

Horizonte

Barry Lopez
Horizonte
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia
Capitán Swing, 2021

"¿Qué cataclismo -me pregunto a menudo- o, mejor dicho, qué acto de imaginación será necesario para que podamos hablar con sentido entre nosotros sobre nuestro destino cultural y nuestro destino biológico común?".


Barry Lopez es presentado en la portada de este libro con una cita que lo define como "el mejor escritor de naturaleza del mundo". No sé si algo así puede sostenerse, dicho de este o de cualquier otro autor o autora de la denominada nature writing. Personalmente reservaría ese título para autoras como Annie Dillard y Rachel Carson o autores como Robert Macfarlane. Pero lo cierto es que Barry Lopez es un gran escritor, un escritor con mayúscula, cuyos libros contienen una complejidad tal que de ninguna manera se limitan a ser "escritor de naturaleza".

En Horizonte la naturaleza es escenario y protagonista, interlocutora y prescriptora, víctima y superviviente. "Bajo un cielo rebosante de universos -escribe Lopez-, sentado en esta noche de mayo junto al rompeolas y el mar oscuro, que suspira de vez en cuando en susurros perezosos contra las rocas, siento el deseo de acercarme más al agua, sacar al Pacífico de su condición de objeto y convertirlo en la persona que Cook y otros que navegaron tan próximos a él conocieron". Lo consigue, y no solo con el Pacífico. 
 
Acompaño a Lopez por decenas de lugares (Tasmania, Oregón, Panamá, Australia, Kenia, las Galápagos, el Ártico canadiense, pero también Altamira y Cudillero, localidad natal de su padrastro) y en todos ellos surge el diálogo entre el espacio natural y los humanos que lo habitaron o lo habitan: relaciones de cooperación e integración como las de los aborígenes tasmanos, también relaciones de dominio, extracción, explotación y exclusión, como en las colonias penitenciarias de Francia y Gran Bretaña o en las minas de hierro y explotaciones de nitratos australianas, que arrasan la naturaleza, destruyendo las conexiones emocionales y culturales de las poblaciones aborígenes:

"Para personas cuya estabilidad psicológica en periodos de tensión depende, en parte, de la inmediatez y la íntima cercanía del paisaje físico en el que nacieron, y cuyos relatos de referencia están inextricablemente unidos a esta tierra, el paso del tren es traumático. [...] Es una vieja historia en Australia, en toda América, la meseta del Tíbet y muchos más lugares. Pero ahora tienen ante sí esos vagones que están transportando el país a otro sitio. Para un cristiano, un musulmán o un judío, sería como si alguien hubiera pasado Jerusalén y la tierra en la que se erige por una trituradora de rocas y la NASA se hubiera llevado la grava de las tumbas, los templos, las iglesias y los muros de oración para construir residencias en la Luna".
 
Planteado como "una reflexión autobiográfica sobre muchos años de viajes e investigaciones" y sobre los aprendizajes que de ellos se derivaron, este libro-océano está lleno de detalles en los que apetece demorarse: relatos de expediciones clásicas, descripciones de naturaleza majestuosa, observaciones antropológicas, divulgación científica de calidad, denuncia de la crisis ecológica, reflexiones de hondo calado humanista... Seiscientas paginas para aprender y disfrutar.

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