Lo hicimos ayer, en La Terminal de ZWAP. Un espacio impresionante, atractivo, absolutamente recomendable. Y un ejemplo material de que la ciudad la hace la gente.
Gran asistencia de amigas y amigos, seguridad absoluta y excelente ambiente.
Dejo aquí el texto de mi intervención en el acto:
No lo hemos hablado,
pero estoy seguro de que a Mikel Toral, alma mater, pater y frater de este
proyecto, le hubiera gustado más titular el libro “Bilbao, el pueblo”, o
incluso “Bilbao, el pueblo trabajador, de barrio y con conciencia de clase”,
pero la edad lo ha dulcificado y optó por un título que, desde la perspectiva
sociológica, no está exento de polémica.
La gente… ¿Qué es eso
de la gente? En estos largos meses de pandemia hemos escuchado a diario
expresiones en las que “la gente” aparecía como sinónimo de esas otras y otros
que no cumplen con las normas de distanciamiento físico o que no usan
mascarilla. La gente, como el infierno de Sartre, siempre son “los otros”. ¡Es
que la gente es la leche! La gente como descalificación.
Lo pensé, pero no le
dije nada a Mikel para no agobiarle… y porque siempre se cabrea con la
intelectualidad universitaria, que según él sólo sabe enredar las cosas.
Así que opté por no
plantear problemas filológicos y volcarme en la tarea de hacer que la
universidad colaborara a que el proyecto saliera adelante. Y algo hemos hecho.
Este libro es el
primer producto oficial de una colaboración entre la asociación Cultura Abierta
y el grupo de investigación CIVERSITY, de la Universidad del País Vasco. No
será el único ni el último, ya que una seña de identidad fundamental de una
universidad pública tiene que ser la de conectar activamente con iniciativas de
investigación participativa y construcción de memoria como esta.
Víctor Urrutia, cuya
presencia en el libro es evidente, fue siempre un buen ejemplo de esta conexión
entre la universidad y la calle. Seguimos su ejemplo.
En todo caso, permitidme
volver a las cuestiones de lenguaje, ya que la idea de titular el libro
“Bilbao, la gente” no anda tan desencaminada como mi primera reflexión ha
podido dar a entender.
El Diccionario de la
RAE define el concepto “gente” de tres maneras: 1. Pluralidad de personas. 2.
Con respecto a quien manda, conjunto de quienes dependen de él. 3. Cada una de
las clases que pueden distinguirse en la sociedad, a saber, gente del pueblo y
gente rica o de dinero.
No sé si Mikel
consultó el diccionario antes de decidir el título –me da que no- pero lo
cierto es que lo clavó. Como todas las ciudades, Bilbao es el producto del trabajo
y la lucha de un conjunto plural de personas, gentes del pueblo, que sin tener
mando en plaza ni dinero han sido capaces de dejar su impronta en la ciudad,
haciéndola más democrática, más diversa, más culta, más hermosa, más solidaria,
más amable…
Lo describe
maravillosamente Javier Pérez Andújar en Paseos con mi madre: “La democracia la
fueron conquistando estos hombres y mujeres calle por calle, árbol por árbol. Esa
es la democracia que hicieron realidad estas gentes encerrándose en los locales
de sus asociaciones de vecinos, encadenándose a verjas, cortando el tráfico,
protestando en la calle, luchando. La democracia es algo que se ve y se toca, y
donde no se percibe es que no la hay”.
La gente, el pueblo,
la ciudadanía, la sociedad civil, las gentes… Distintas formas de hablar de lo
mismo. De la auténtica energía de una ciudad, de su mejor y más precioso recurso.
El que ha construido el Bilbao de hoy y el que construirá el Bilbao del mañana.
Sirva este libro como
reconocimiento, pero también, y sobre todo, como recordatorio. Bilbao es y será
su gente.
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