domingo, 9 de diciembre de 2012

Una vida sin ayer

"Pero no puedo por menos de preguntarme qué trabajo les está destinado a nuestros hijos e hijas. ¿Conseguirán de algún modo evitar la rueda de esos empleos falsos que empiezan y terminan, empiezan y terminan, siempre distintos y muy mal pagados, que no forman, que no les comprometen ni a ellos ni a la empresa que los contrata ¿Les bastará sentirse libres sólo de poder pasar de un miserable trabajo temporal de mierda a otro miserable trabajo temoral de mierda, sin aprender nunca nada y llegar a ser, por eso, perfectamente intercambiables, perfectamente sustituibles, mercancía también ellos?
Pero ¿qué vida es ésa?
¿Qué sociedad y qué futuro podrán surgir de una generación entera criada en la barbarie de un remedo de democracia, forzada a perseguir un simulacro de puesto de trabajo?".
[Edoardo Nesi, Una vida sin ayer, Salamandra 2012]

Edoardo Nesi continua tirando del hilo que empezó a desenmarañar con su anterior libro, La historia de mi gente, al que ya me he referido en otros comentarios. Si entonces reflexionaba sobre la crisis de la industria textil italiana y su impacto sobre el negocio familiar de su padre, que él mismo codirigió durante quince años, ahora es la generación de sus hijos el objeto de su precupación. Su futuro comprometido e incierto tiene mucho que ver, en la interpretación del toscano Nesi, con la pérdida de un pasado industrioso y productivo hoy laminado por una globalización descontrolada.
Sorprende sin duda la perspectiva de Nesi, narrador de lo pequeño a la vez que pequeño empresario. Sorprende su rechazo del "decrecimiento", o de una manera de entenderlo, al menos. Sorprende también su reivindicación de un "Plan Marshall de las ideas". Al fin y al cabo, es un grito indignado pasado por la experiencia no del resistente antifascista y diplomático, sino del empresario.
Pero me identifico plenamente con su preocupación por "ese despilfarro de juventud, de capacidad, de futuro".
Precisamente el miércoles podíamos leer que la Comisión Europea pide a los Estados que ofrezcan por ley un empleo a los jóvenes en paro [El País]. Y pide hacerlo ya, a lo largo del próximo año, sin demorarse más. Porque la situación es gravísima. El riesgo de la generación pérdida es más que una advertencia.
"Creedme -insiste Nesi-, es imposible llegar a comprender el alcance de la crisis bebiendo de los resúmenes estadisticos globales lanzados a diario por la olla de grillos de los medios de información, que se remontan a la estéril danza de porcentajes de cuya exactitud no se pedirá a nadie que rinda cuentas".

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