[I] Isabel Romero (Madrid, 1957), directora general del Instituto Halal, creado por la Asociación Junta Islámica con el fin de certificar que restaurantes, mataderos o carnicerías que así lo deseen cumplen la ley islámica.
Conversa, casada con un cristiano animista -"Cuando me convertí ya estaba casada. ¡No iba a cambiar de marido!"-, sus hijos estudian ética en el colegio. Considera que en relación al velo estamos planteando un falso debate: "España no ha hecho la transición religiosa y ya está debatiendo el hiyab. Nosotros apoyamos a la que lo lleva y a la que no. Si te obligan, rebélate".
[II] José María Ruiz Soroa aborda la cuestión en un artículo a mi juicio muy riguroso, "Catolaicismo" y tolerancia. "La sociedad española -escribe Ruiz Soroa- se siente insegura y, hasta cierto punto, agredida en su identidad cultural cuando una alumna de origen islámico exhibe públicamente un signo que ella considera religioso. E invoca el laicismo como defensa ante esta obscura amenaza, porque sabe que hoy en día no se puede ya invocar la exclusión del diferente. Pero mucho me temo que el laicismo es sólo una excusa, y la defensa del casticismo es la verdad oculta. Que el nuestro es un catolaicismo, de igual manera que, como se ha escrito autorizadamente, «en Francia la laicidad es puro nacionalismo francés con un disfraz»".
[III] "El velo físico no tiene por qué ser un velo mental", declara la fotógrafa camerunesa Angèle Etoundi Essamba (Douala, 1962) y afincada en Amsterdam al presentar su exposición Desvelos, colección de 42 imágenes de gran formato expuestas en el cruce entre las calles de Sevilla y Alcalá de Madrid. Hace tres años Etoundi viajó a Zanzíbar y allí quedó fascinada por "la elegancia y la sensualidad" con la que las mujeres de este país llevaban la polémica prenda. "Así nació la idea de romper con el estereotipo de que el velo es algo necesariamente negativo, un símbolo de encierro y opresión. Quería mostrar que hay otras cosas detrás". "Para mí era importante mostrar esta sensualidad. Normalmente el velo se asocia con algo feo, no elegante. Estas mujeres quieren ser contempladas, admiradas, demandan una visibilidad. Es un signo de coquetería", afirma.
[IV] El problema, como siempre, está en la imposición. En el no reconocimiento de la libertad personal. En el intento de troquelar la conducta de las personas más cercanas.
La Liga Pro Derechos Humanos ha reunido en Madrid a Karima, belga de 34 años y de origen marroquí, que reniega del hiyab y del machismo con el que su padre interpretó el Corán imponiéndola el uso del velo y un matrimonio forzado, y a Amina El Mejanaoui, marroquí que vive en España desde hace 20 años y que dice llevar el hiyab porque quiere. "El pañuelo no hace daño a nadie, no es nada malo, las musulmanas lo llevamos porque queremos", insiste Amina, que preside en Madrid la Asociación por la Igualdad y Apoyo a la Mujer Árabe. "A partir de los 18 años, que las jóvenes hagan lo que quieran, responde Karima. Pero antes, el pañuelo islámico tiene que estar prohibido en clase, porque muchas niñas lo llevan obligadas, como me pasó a mí. Yo he visto en Bélgica a pequeñas con 3 y 4 años con hiyab. No creo que lo hayan elegido". Amina se separó de su marido, también marroquí, "porque se acabó el amor", Karima, a pesar de todo, se confiesa "practicante musulmana".
Como para dejarse llevar por los estereotipos...
[V] La última noticia: El Ministerio de Justicia destituye a Juan Ferreiro, subdirector general de Coordinación y Promoción de la Libertad Religiosa. Ferreiro fue quien redacto el informe apoyando el uso del hiyab en las aulas cuando la joven Najwa Malha fue expulsada de su instituto. El ministerio dice que la destitución no tiene nada que ver con esto, sino con "desavenencias" y "pérdidad de confianza". Por su parte, portavoces de la comunidad musulmana en España lamentan la decisión: "Con su cese, los musulmanes de España nos encontramos más desamparados".
Continuará... Sin duda, continuará...
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