domingo, 21 de febrero de 2010

La felicidad del asesino

"La felicidad del asesino". Titular de portada de EL MUNDO, acompañado de una fotografía de Jose Ignacio de Juana Chaos posando relajadamente junto a su compañera Irati Aranzabal, con una sonrisa que -ciertamente- sorprende en un rostro que en sus apariciones públicas siempre presenta una expresión hosca y agresiva.

En páginas interiores, bajo el título de "La sonrisa del asesino" y junto a la misma foto que aparecía en portada, el periódico publica el comentario siguiente:


La felicidad. Tras la huelga de hambre en España, su casi vuelta a prisión por enaltecimiento del terrorismo y unos difíciles comienzos en Irlanda del Norte, la pareja Iñaki De Juana Chaos/ Irati Aranzábal ha encontrado la felicidad en Belfast, acunados con cariño por el entorno de ex terroristas del IRA. Ella ha encontrado trabajo en la misma compañía de taxis en la que el ex etarra no podrá emplearse por ocultar su pasado terrorista. Ambos tienen casa, coche y amigos.
El «posado» de la pareja. Esta foto pertenece al único posado que se conoce de la singular pareja. Fue una serie de instantáneas concedidas a la agencia Pacemaker Press en el despacho de su abogado, en marzo de 2009. De Juana tenía que posar, solo, para unas fotos que aparecieron en el Irish Times. Ella se coló inesperadamente en la escena y el fotógrafo tomó varias imágenes de la pareja que permanecían sin ser publicadas.


¿Cuál es la intención del diario al publicar este reportaje? Supongo que remover las vísceras de sus lectores. Provocar su indignación al contemplar a un de Juana con 25 asesinatos a sus espaldas sonriente.
Titular y fotografía transmiten la idea de que el de Juana feliz y el de Juana asesino son exactamente la misma persona; más aún, que felicidad y asesinato coinciden en el tiempo. Que es un asesino feliz de serlo.
Me parece un reportaje lamentable.

El 26 de enero de 2007 publiqué en EL CORREO un artículo titulado "¿Qué de Juana juzgamos?" y que finalizaba así:

De Juana Chaos es, hoy por hoy, un ex terrorista que ha cumplido la condena que le fue impuesta por sus crímenes. ¿Que no hay comparación posible entre la enormidad de estos crímenes y la exigüidad de la pena cumplida? Sin duda, y además no hay pena que pueda compensar el crimen de los crímenes, el asesinato: ni siquiera el ojo por ojo de la pena capital. Por eso resulta inmoral apelar a las víctimas del terrorismo para acallar las discrepancias que puedan formularse frente a actuaciones como estas. Discrepancias que nunca se producirían si estuviéramos juzgando un asesinato, pero que no dejan de aflorar cuando se pretende pasar sin transición ni mediación ninguna del ámbito del reproche moral o la crítica política al terreno de la condena penal.

Hoy vuelvo a repetirlo.

1 comentario:

Tutto dijo...

Imanol, coincido contigo, como siempre y lo que busca "el mundo" es lo que buscan los diarios deportivos de Madrid cuando hablan de favores arbitrales al Barça o viceversa, carnaza para sus tiburones ..., digo lectores ...

Salu2