Casas limpias
Temas de Hoy, 2025
"¿Quién limpia las casas de las personas que limpian nuestras casas? Jacqueline me contó un viernes todo lo que iba a hacer durante el fin de semana: ponerse pestañas postizas donde trabaja su hija, hacerse las uñas, repasarse el tatuaje que lleva en los labios para parecer que los lleva siempre pintados «y, por encima de todo, no limpiar mi casa», me dijo. ¿Quién quiere usar su tiempo libre después de matarse a limpiar las casas de los demás toda la semana para ponerse a fregar la suya? Jacqueline no, desde luego. Entonces fue cuando me contó que ella tiene una asistenta («una muchachita de Nicaragua») dos horas una vez por semana, nueve euros la hora. Me gustó esa información, fantaseé con Jacqueline siendo muy tirana, tratando fatal a la muchachita, dejándole trampas y motas de polvo detrás de la puerta, como hace la madre de mi amigo. Sin embargo, la verdad es que no creo que nada de eso suceda. Es más bonito imaginarme a Jacqueline llegando a casa muy cansada los viernes, después de haber estado partiéndose el lomo toda la semana, cargando el peso del cubo de la fregona lleno, y encontrar su casa limpia, con la finura que tienen los cojines después de haber sido aporreados y colocados con delicadeza encima del sofá, con las sábanas de la cama extendidas y todo listo para su merecido descanso de fin de semana".
La protagonista de esta novela, Sol, recibe cada martes en su hogar a Diana y Jacqueline, dos asistentas latinoamericanas contratadas para ayudarla con las tareas domésticas. Sin embargo, esta decisión, que en principio debería facilitarle la vida, se convierte en una fuente constante de ansiedad y contradicciones internas. Sol se debate entre sus ideales progresistas, que rechazan la idea de tener servicio doméstico, y la necesidad práctica de contar con ayuda en el hogar. Esta dualidad la lleva a cuestionarse la distancia social y económica que la separa de sus empleadas, así como las expectativas impuestas por su familia y la sociedad. A medida que avanza la historia, Sol se ve obligada a confrontar sus propios prejuicios y a reconocer cómo las dinámicas de poder y el privilegio moldean su identidad y relaciones.
Casas limpias aborda temas como la hipocresía de la clase media progresista, las dinámicas de poder en el ámbito doméstico y la invisibilización del trabajo de las empleadas del hogar. A través de la historia de Sol y de su entorno familiar (tanto su madre como su tiránica abuela y su tía "tienen" chica o mujer de la limpieza), la novela explora cómo las estructuras sociales y familiares influyen en la percepción (descualificadora) del empleo doméstico y en las relaciones entre empleadoras y empleadas:
Casas limpias aborda temas como la hipocresía de la clase media progresista, las dinámicas de poder en el ámbito doméstico y la invisibilización del trabajo de las empleadas del hogar. A través de la historia de Sol y de su entorno familiar (tanto su madre como su tiránica abuela y su tía "tienen" chica o mujer de la limpieza), la novela explora cómo las estructuras sociales y familiares influyen en la percepción (descualificadora) del empleo doméstico y en las relaciones entre empleadoras y empleadas:
"Le he contado a mi amiga Rita la angustia que me da el hecho de que vengan a limpiar. La angustia, por supuesto, de que pudieran verlas los vecinos (si por mí fuera, bajaría las persianas y las dejaría limpiando con luz artificial), sumada a la vergüenza que me da pagar a alguien para que limpie, porque, claro, ¡limpiar la mierda de otro es muy indigno!. Rita me ha cortado enseguida. A veces creo que le da una pereza sobrehumana escucharme: «Oh, pobres mujercitas latinoamericanas que vienen a limpiar mi casa... ¡¡Sol, basta ya de ser paternalista!! ¡¡Están trabajando!! Dales de alta si te quedas más tranquila». ¿Debería hacerlo? Supongo que sí. Si lo hiciera, me gustaría colgar un cartel informativo en la fachada para decirles a los vecinos de enfrente: «No os preocupéis, están dadas de alta en la Seguridad Social»".
Cuando Sol pierde su empleo y, coincidiendo con esta situación, se queda embarazada, las contradicciones personales se mezclan con las tensiones con su pareja, un personaje que proporciona algunos de los momentos más hilarantes de la historia:
"Me levanto un poco, quedándome en una semi sentadilla, con la teta un poco salida, meciendo a la bebé. Nadie en la mesa se molesta lo más mínimo por echarme una mano, como si no existiera. Miro a mi novio y le aprieto los dientes, pero él me devuelve una sonrisa. ¿Estaría mal visto matarlo ahí mismo? Le pido con la cabeza que se acerque y, cuando lo hace, le ordeno enfurecida que meta a la bebé en el carro y se encargue de dormirla: «¿Ahora? ¿En medio de la comida?», me pregunta como un niño pequeño que no quiere dejar de pasárselo bien: «¿Ahora? ¿Cuando vamos ganando?»".
Con un trasfondo de humor muy pegado a la realidad cotidiana, María Agúndez ofrece una mirada crítica y contemporánea sobre el trabajo doméstico y las relaciones de poder en el ámbito familiar. Lo he leído del tirón. Muy recomendable.
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