
En mayo de 2017, en el marco del seminario anual del Centro Pignatelli titulado "La Convivencia Amenazada, anhelos y radicalismos", planteé por primera vez la idea, formalizada posteriormente en el libro que recogió las ponencias presentadas:
El término polarización resulta engañoso, pues transmite la idea de que los dos polos del campo político entran en fase centrífuga, alejándose cada vez más entre sí, devorando o arrastrando las posiciones centradas. Sin embargo, tengo la impresión de que el único polo que se viene «polarizando» es el ubicado ideológicamente en la derecha política.
El caso de Estados Unidos es paradigmático. Un estudio sobre las votaciones realizadas en el Congreso de ese país desde finales del XIX hasta la actualidad muestra que las ideologías políticas de demócratas y republicanos han ido divergiendo a los extremos de la dimensión liberalconservadora desde 1975, con un mayor y más rápido deslizamiento hacia su polo extremo en el caso de los republicanos (Azzimonti, 2013).
Un proceso similar, que podemos caracterizar como «radicalización de la derecha», parece estar ocurriendo en otros países.
El caso de Estados Unidos es paradigmático. Un estudio sobre las votaciones realizadas en el Congreso de ese país desde finales del XIX hasta la actualidad muestra que las ideologías políticas de demócratas y republicanos han ido divergiendo a los extremos de la dimensión liberalconservadora desde 1975, con un mayor y más rápido deslizamiento hacia su polo extremo en el caso de los republicanos (Azzimonti, 2013).
Un proceso similar, que podemos caracterizar como «radicalización de la derecha», parece estar ocurriendo en otros países.
Desde entonces me he reafirmado en esta idea: no hay polarización sino brutalización de las opciones de derecha. La última vez el pasado noviembre en el Foro Gogoa.
Ver en acción a Trump y a Vance enfrentándose como matones bufonescos a un más que digno Zelenski es el mejor ejemplo de esta brutalización.
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