Lekanda desde la entrada a Arraba.
Gorbea, Gorbeia...
Vaya, se ve que me echaban de menos: me han puesto alfombra y todo al empezar a subir hacia el paso de Aldape. No, en realidad se trata de una malla de cuerda con la que se intenta recuperar un suelo desgastado por las botas de las miles de personas que pasamos por aquí. En mayo de 2020 había muchas otras zonas protegidas de la misma manera.
Llegando a Egiriñao.
Y aquí empieza lo duro.
La niebla lo cubría todo, privando de cualquier referencia. Pero bueno, es todo cuestión de subir y subir hasta que se acabe la cuesta.
Ahí parece que se ve algo...
He llegado a la cumbre a las 9:25.
Había una persona en la cumbre y he llegado a la par con otra. Cuando se han ido me he quedado un rato: creo que nunca hasta hoy había estado en el Gorbea solo, sin gente.
El sol pugnaba por salir, pero la niebla se resistía. Me hubiera gustado subir a Aldamin y, tal vez, a Miruen Haitza, pero no merecía la pena. Para abajo.
Llegando a Egiriñao el día ha despejado un tanto.
Y en Arraba hasta parecía que la niebla iba a levantar. Así que, como era pronto, he decidido acercarme hasta el Gatzarrieta y regresar por Mandobide o, incluso, animarme a llegar hasta Atxulo.
Pero la niebla ha vuelto a entrar con fuerza y ahí se ha quedado, agarrada a rocas y campas con todas sus fuerzas. Así que vuelta a Arraba y para Pagomakurre.
Se agradece el pasillo de árboles que atraviesa Arraba.
Bajada a Pagomakurre desde Arrabako Atea: es que no se veía nada.
Genciana azul (Gentiana acaulis), creo. También creo haber escuchado que se la llama "copa de las hadas", pero lo mismo me he liado.
Y esto ha sido todo.
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