Los planetas fantasma
Tusquets, 2022
"Y era tanta la oscuridad del mundo
y era tanta la urgencia de palpar los objetos
para poder nombrarlos,
que todos los idiomas eran táctiles".
En efecto, este es un libro escrito en un idioma táctil. Un libro de manos manchadas de pintura, de piedra erosionada, de cicatrices y hendiduras, de deseo y de frío, de suciedad y objetos puntiagudos, de flores guardadas entre las páginas de un libro, de "ortografía erótica".
Poemas del ahora, situados en un cierto momento y en un determinado lugar, incluso cuando evocan un pasado o proyectan un futuro. Hay una instantaneidad, una inmediatez que, sin embargo, perduran como un eco tras finalizar cada poema, resonantes, persistentes.
Hay, así mismo, una sensación de fin de ciclo, de una época que ya no da más de sí: "La fiesta había acabado para siempre", "Cuando acabó la fiesta", "La fiesta terminó".
Queda una impresión de destrucción, de derrota, de fracaso. Pero también de aceptación esperanzada: "Es un milagro estar / justo donde la vida está ocurriendo". La vida, esta vida; tal vez esta sea la única forma de convertir un final en un principio: vivirlo en toda su/nuestra plenitud.
"Para hablar del futuro, pusimos nuestro cuerpo
a su servicio, como la fruta fresca
que se abre en la rama".
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