sábado, 20 de noviembre de 2021

El consuelo de los espacios abiertos

Gretel Ehrlich
El consuelo de los espacios abiertos
Traducción de Elisa Lobato
Volcano, 2021

"Acababa de deshelarse el suelo cuando llegué conduciendo a Wyoming en 1976. Era de noche. Lo único que alcanzaba a ver de la región eran cumbres blancas, el cielo negro y los paseos en zigzag de los conejos delante del coche. [...]
Fui allí por la Televisión Pública, para rodar a cuatro pastores de las montañas del Big Horn desde junio a septiembre. Vine sola porque a mi compañero de proyecto -que tambien era el hombre que amaba- le acababan de decir que se estaba muriendo. No tenía ni treinta años".


Gretel Ehrlich llegó a Wyoming para rodar un documental sobre la vida de las y los pastores y acabó convirtiéndose en una de ellas. Un relato que combina la descripción de grandes espacios naturales, la mirada etnográfica y la introspección biográfica.

Gretel Ehrlich cuestiona los mitos del Oeste como un mundo de hombres ("las mujeres que conocí -descendientes de forajidos, colonos, rancheros y pioneros mormones- eran tan duras  y capaces como sensibles eran los hombres") radicalmente individualista:

"Una vez completado el canal, los mormones construyeron iglesias, escuelas y casas en comunidad, trabajando al unísono como si se dejaran llevar por el agua que serpenteaba junto a ellos. 'Al principio era una puta práctica socialista', recuerda Frank, 'algo bonito, maldita sea. A estos individualistas del Oeste se les olvida cómo se hacían las cosas por aquí, y no hace tantos años de aquello'".

La autora del prólogo, Amy Liptrot, define el estilo de Ehrlich como place writing o "escritura de los lugares". También podríamos hablar de escritura de los espacios: "El espacio -escribe Ehrlich- tiene un equivalente espiritual y puede sanarnos de lo que nos rompe y nos pesa". Un libro hermoso, a ratos conmovedor, que transmite sosiego y paz.

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