Mark Synnott
La escalada imposible
Traducción de Pedro Chapa Huidobro
Desnivel, 2020
“Que sus solos integrales no son más peligrosos que ejercer de taxista en una ciudad bulliciosa es una racionalización que Alex ha elaborado cuidadosamente para sí mismo, probablemente porque sea la piedra angular del edificio filosófico que ha levantado para justificar los riesgos que asume. Por muchas veces que intentes decirle que el solo integral es peligroso, él lo rebatirá. Siempre. Lo más que he conseguido hasta el momento es que Alex admita que las ‘consecuencias’ de una caída mientras se escala sin cuerda serían ‘desastrosas’. Pero luego, rápidamente añade que, precisamente porque una consecuencia puede ser grave, la probabilidad de que ocurra no aumenta. Las consecuencias, te dirá, son igual de graves si se te escapa la mano del volante y el coche se te va al carril contrario y chocas de frente contra un camión”.
El 3 de junio de 2017 Alex Honnold escaló sin cuerda ni ningún otro material de protección los 914 metros de la icónica pared de El Capitán, en el parque nacional Yosemite. Lo hizo siguiendo la vía Freerider, una vía condificultad de hasta 7c+, para la que normalmente se utilizan entre tres y cinco días, haciendo noche en la pared, que Honnold superó en unas increíbles tres horas y 56 minutos. Hay que ver las impactantes fotografías de esta proeza deportiva o, mejor aún, el documental Free Solo, para hacerse una idea del inconcebible logro de Honnold.
En este libro Synnott nos permite asomarnos a la trastienda de la preparación de esta histórica escalada. También escalador, buen conocedor de El Capitán y amigo de Honnold, el autor escribe sobre su aparente incapacidad para sentir miedo (cosa que el propio Honnold niega, sosteniendo que siente miedo “igual que todo el mundo”) y las pruebas médicas realizadas para comprobar el funcionamiento de su amígdala, sobre sus rutinas de entrenamiento, su personalidad y, sobre todo, disecciona la meticulosa preparación de la escalada en solo integral de El Cap, como se le conoce entre la comunidad climber de Yosemite.
Aunque la hazaña de Honnold es el eje que articula el relato, el libro nos cuenta la historia de la evolución de la escalada en roca, en paralelo a la del himalayismo, desde las expediciones pesadas, acarreando toneladas de material y diseñadas con una mentalidad prácticamente militar, a los proyectos ligeros, concebidos desde una ética minimalista que busca dejar el menor rastro posible en la roca. Comparemos la escalada ligerísima (tan solo dejó restos de magnesio) y velocísima (apenas cuatro horas) de Honnold con la primera escalada a El Capitán, firmada en 1958 por Warren Harding, Wayne Merry y George Whitmore, que les exigió pasar 45 días en la pared repartidos a lo largo de 18 meses mientras taladraban la roca, colocaban pitones y tornillos de seguridad y fijaban puntos de reunión seguros. Aquel estilo de escalada, escribe Synnott, “tenía más en común con un trabajador de rascacielos de los que ensamblan vigas de hierro para la estructura que con esa nueva variedad de gimnastas que veían la escalada como una actividad puramente atlética”.
En esta evolución jugaron un importante papel algunos pintorescos grupos que mezclaban escalada, contracultura, marihuana y alcohol, como los Stonemasters o los Stone Monkeys. Individuos que hacían de la escalada extrema su modo de vida, “más un modo de embriagarse extravagantemente que un fin en sí mismo”, y que acampaban durante largas temporadas en el entorno de El Capitán transgrediendo todas las normas del parque.
Un libro entretenido y lleno de anécdotas sobre el universo estadounidense de la escalada, que consigue transmitir tensión y emoción a raudales.
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