El chico del periódico
Traducción de Javier Calzada
Anagrama, 1996
"Mi hermano Ward fue famoso una vez.Nadie menciona eso ahora, y supongo que a ninguno le interesa sacarlo a reducir..., menos que a ninguno a mi padre, a pesar de que en otros asuntos lo que más le encanta son las cosas que ya no puede tocar ni ver: cosas limpias de ambigüedad e imperfecciones por los años que las ha conservado en su memoria, rehaciéndolas una y otra vez en cada ocasión que las evoca al contar sus historias, hasta que finalmente estas historias, y los hechos que las componen, son tan perfectas y precisas como el filo de la navaja que guarda en su bolsillo".
Florida, mediados de los sesenta. Thurmond Call, sheriff del condado de Moat, conocido por su brutalidad -"en cumplimiento de su deber había liquidado a un número de negros excesivo incluso para los criterios imperantes en el condado"- aparece asesinado, "rajado desde el estómago a la ingle". Acusado de su muerte, Hillary Van Wetter, "el miembro más imprevisible y violento" de un extenso y peligroso clan -"hasta el más domesticado de los Van Wetter no lo estaba tanto como para que te sintieras cómodo cuando te observaba con sus pálidos ojos azules"- que vive apartado en los pantanos. Y es que la última víctima del sheriff había sido un Van Wetter.
Condenado a muerte, Hillary Van Wetter espera su ejecución. Es entonces cuando Charlotte Bless, que ha estado carteándose con él y con quien se muestra dispuesta a contraer matrimonio, se pone en contacto con la redacción del Miami Times asegurando que tiene pruebas de que es inocente y de que su juicio ha estado plagado de irregularidades. El periódico envía al condado de Moat a dos reporteros a investigar el asunto: Ward James, originario de Moat e hijo del director del periódico local, el Moat County Tribune ("el único periódico liberal existentente en cualquier zona rural del estado"), y al ambicioso Yardley Acheman. A ellos se unirá el hermano menor de Ward, Jack, narrador de la historia. Su investigación hará que que el caso se revise y Hillary Van Wetter sea puesto en libertad.
Pero nada es lo que parece: ni la investigación periodística ha sido tan concienzuda, ni Van Wetter tan inocente, ni los sueños de Charlotte tan luminosos, ni la tolerancia de la población del condado de Moat tan firme como para aceptar que la investigación del hijo de un prohombre local haya puesto en libertad al asesino de un sheriff:
"A los ojos de los ciudadanos del condado, su hijo era uno más de los muchos que habían abandonado su tierra pata volver convencidos de ser mejores que sus padres. Sólo que Ward lo había hecho desde la primera página del principal diario del estado. Había forzado el retiro del abogado local más prestigioso, había provocado una investigación de las autoridades estatales sobre la actuación de los órganos de gobierno el condado [...], y se había erigido en defensor del más antisocial y violento miembro de la familia Van Wetter a costa de lamemoria del sheriff Thurmond Call.
De todo ello se consideró responsable a mi padre, no por el reportaje en sí, sino por haber inculcado en su hijo mayor sus inclinaciones liberales , lo cual era ofensivo para la comunidad en que vivía".
Nadie saldrá indemne de esta historia.
Encontré este libro en la última Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Bilbao. Qué maravilla saber que hay tanto buen libro no leído y por leer...
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