Sylvain Tesson
Un verano con Homero
Traducción de Robert Juan-Cantavella
Taurus, 2019
"Yo estaría dispuesto a militar por el regreso a las lecturas declamadas de viva voz en la plaza pública. La señora Hidalgo [alcaldesa de París], genio del Olimpo, inventaría una de esas noches en blanco cuyos secretos bien conoce. Llamaríamos al evento 'Todas y todos en toga', y vocearíamos la Ilíada a voz en grito en el ágora parisina".
Sylvain Tesson es conocido por sus relatos de viajes. Ya he citado aquí y aquí su recomendable e inspirador libro La vida simple, y aquí el amigo Txetxu, anteriormente conocido como "el caminante" 😁, lo refiere profusa y oportunamente.
Ahora se entrega a releer y reflexionar el relato de viajes por excelencia; la Odisea, precedido de la Iliada, pues sin la guerra de Troya Ulises (Odiseo) jamás hubiera abandonado Ítaca.
"¿Cómo explicar que un relato de dos mil quinientos años resuene hoy con un brillo nuevo, con el centelleo de las aguas de una pequeña cala? ¿Por qué estos versos de inmortal juventud siguen iluminando el enigma de nuestro futuro?". Tesson sostiene que la razón de esta permanencia tiene que ver con la estabilidad de fondo de la naturaleza humana: "El poema homérico es imperecedero, porque el hombre, si acaso, cambió de vestimenta, pero sigue siendo el mismo personaje, igual de miserable o de grandioso, igual de mediocre o de sublime, ya vaya ataviado como un guerrero en la llanura de Troya o espere el autobús bajo una marquesina del siglo XXI".
De ahí que a lo largo del libro la reproducción de los inmortales versos de Homero se entreveren con reflexiones actuales sobre las fronteras, la emigración, el cambio climático, el individualismo, las religiones, la comunidad, la guerra, las redes sociales, la soberanía, los límites ecológicos o el progreso.
Tesson añora un tiempo más heróico: "En el siglo XXI, el heroísmo occidental consiste en publicar la debilidad propia". Le ocurre lo mismo que a Sebastian Junger. No es lo mismo leer la Ilíada en una luminosa terraza blanca en las Cícladas que protagonizarla en la ensangrentada llanura de Troya; como es muy distinto sufrir el atormentado viaje de Ulises que cruzar el Atlántico en un avión con aire acondicionado y servicio de cabina. Hay aquí algo de impostura. Pero se trata de un libro poliédrico, y a cada vuelta de página encontraremos una imagen, una escena, un verso, una actitud en la que detenernos, con la que deleitarnos y de la que aprender.
"Mañana habrá drones vigilando un cielo intoxicado de deóxido de carbono, robots controlando nuestras identidades biométricas, y estará prohibido reivindicar una identidad cultural. Mañana, diez mil millones de seres humanos conectados unos a otros podrán espiarse en tiempo real. Las multinacionales nos ofrecerán la posibilidad de vivir unas cuántas décadas más por medio de operaciones de cirugía genética. Homero, viejo compañero del presente, puede conjurar esa pesadilla poshumanista. Nos propone una actitud: la de un hombre abierto a un mundo iridiscente y no criado en un planeta menguado".
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