Disposición. “Cuando está así con una tía o algo que él ve que tiene posibilidades de follar, se pone súper salido ¿eh? Y súper asqueroso el cabrón. Es como un enfermo. Se le cambia hasta la cara, los ojos así todos abiertos. Parece que está viendo un expositor de pollos asados”. ¿Y los demás? ¿Y los que le acompañaban? Súper salidos, súper asquerosos, como enfermos… Todos ellos en perfecto estado de revista cuando de follar se trata. Al fin y al cabo, dos son militares, y saben de lo importante que es el entrenamiento, la preparación, la disposición.
Reiteración. Me cuesta creer que fuera la primera vez: algo apuntaban sus colegas: “Cuando está así con una tía…”. Si fue la primera vez, no iba a ser la última: premeditación y disposición más que demostradas, si la agresión les hubiera salido “bien”, ¿por qué no volver a repetirla? Máxime si tenemos en cuenta que la víctima no tenía nombre y apellidos, ni rasgos físicos particulares. Era sólo “una buena gorda”. Cualquiera. Y las hay a miles. En los ya próximos sanfermines o en cualquier pueblo que celebre sus fiestas de verano.
Por favor, no me contéis más veces lo de la presunción de inocencia y lo de que es normal aplicar la libertad provisional cuando una sentencia está recurrida.
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