miércoles, 18 de septiembre de 2013

Vuelve el Antiguo Régimen

Leo en la página 2 de EL PAÍS un titular que dice: "Holanda considera inviable el bienestar". El artículo así titulado se hace eco del discurso pronunciado por el recién estrenado rey Guillermo de Holanda con ocasión de la apertura oficial del año parlamentario. En su discurso, el monarca holandés afirma que "el clásico Estado del bienestar de la segunda mitad del siglo XX ha producido sistemas que en su forma actual ni son sostenibles ni están adaptados a las expectativas de los ciudadanos” y ha anunciado su sustitución "por una sociedad participativa”. Todo eso, faltaría más, por el bien de la ciudadanía holandesa, ya que lo que la gente realmente quiere es "decidir por sí misma, organizar su vida y cuidar unos de otros”. ¿Solas y solos ante el peligro?

No sé por dónde va el pensamiento del tal Guillermo, si tiene ideas propias y cuáles son estas. El día de su entronización ya dijo algunas cosas que podrían tener cierta relación con esto que ahora dice sobre la "sociedad participativa". Dijo entonces:  “Quiero alentar al pueblo a utilizar activamente los recursos con que cuenta. Por muy diversos que sean nuestros sueños y convicciones, cualquiera que sea la cuna en que nacimos, en el reino de los Países Bajos todos pueden hacer oír su voz en pie de igualdad”. Bueno... El caso es que, siendo ya rey, a Guillermo le ocurre lo que a cualquier rey constitucional: que cuando se pronuncia como jefe de Estado no es otra cosa que un muñeco en manos y en voz de un ventrilocuo que es el Gobierno de turno. Por eso, quien ha dicho que el Estado de bienestar holandés "no es sostenible" ha sido el gobierno de ese país; un gobierno de coalición formado por liberales y socialdemócratas. Sí, socialdemócratas: ¿todavía nos asombramos por la crisis terminal de la socialdemocracia en Europa?

Pero esto de la "sociedad participativa" como alternativa al Estado de bienestar ya lo propuso Anthony Giddens en 1998 con su idea del Estado social inversor (en La tercera vía, Taurus, Madrid 1999, cap. 4). Y a pesar de las cautelas planteadas por el ideólogo de cabecera de Blair -señalando, por ejemplo, que "reducir prestaciones para forzar a los individuos al trabajo les empuja a mercados de trabajo precario ya saturados"-, ya sabemos en qué quedó todo aquello de la tercera vía: en una vía más para que la ideología neoliberal penetrará en las instituciones políticas y en la cultura social europeas.
La política de apaciguamiento no funciona ni con los nazis ni con los plutócratas. Recordemos de nuevo  a Lakoff: "Los conservadores están tomando la iniciativa política y transmitiendo sus ideas. Cuando los progresistas reaccionamos, retomamos los valores y marcos conservadores, y no sólo no hacemos oír nuestro mensaje, sino que, peor aún, reforzamos las ideas conservadoras"¿Hay alguien ahí? ¿Queda algún socialdemócrata en la política europea?


Guillermo de Holanda repitió solemnemente lo que le había escrito el gobierno socialdemócrataliberal después de recorrer el camino entre su palacio y el parlamento en una carroza dorada, rodeado de toda la pompa y circunstancia que suele asociarse a esta cosa tan moderna, sostenible y adecuada a las necesidades de los ciudadanos que es la monarquía. Lo preocupante no es que un rey no sea consciente de la contradicción que supone proclamar la muerte de la solidaridad institucionalizada al tiempo que reivindica la monarquía como un "un símbolo de continuidad y de unidad [que] representa un vínculo directo con nuestro pasado como nación (…) y en la historia encontramos los cimientos de los valores que compartimos”. Qué va a decir él. Lo insoportable es que la muerte del Estado de bienestar la certifiquen con alegría personas cuya única obligación es trabajar por la materialización de los auténticos valores que construyen comunidad, y que no son ni la historia ni la monarquía, sino la igualdad ciudadana, la libertad frente a la miseria y la penuria, y la solidaridad.
De lo de Rato hablaremos otro día. Es otro indicador de ese Antiguo Régimen de privilegios e injusticias que ya está aquí.

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