miércoles, 7 de septiembre de 2011

Esta explicación que os debo

“Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esta explicación que os debo, os la voy a pagar. Que yo, co mo alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esta explicación que os debo, os la voy a dar, porque yo, como alcalde vuestro que soy os debo una explicación que os tengo que explicar”.

Hoy me siento como Pepe Isbert haciendo de alcalde de Villar del Río en Bienvenido Mister Marshall. Hoy quiero empezar a explicar la que ha sido mi posición final en la votación sobre la reforma de la Constitución al objeto de incorporar en su texto el compromiso de estabilidad en las cuentas públicas. Este es un comentario de urgencia, escrito al final de un día que ha sido duro; a partir de mañana podré pensar las cosas con más tranquilidad.
Y me siento, digo, como ese alcalde berlanguiano que duda y trastabillea, que no acierta a escoger las palabras, pero que sin embargo sale al balcón del Ayuntamiento y se expone ante el vecindario.

[1] ¿Por dónde empezar? Bien, como ya saben quienes han leído en días pasados este blog, cuando el presidente del Gobierno anunció la reforma expresé mi disconformidad y mis dificultades para apoyarla. ¿Debía haberme callado mi opinión, o haberla expresado tan solo en los ámbitos internos? Seguramente eso es lo que se espera de un representante político, y de hecho ese ha sido uno de los reproches que hoy me ha hecho algún compañero del Senado. No entraré ahora a discutir el fondo de la cuestión, y asumo incluso que así funcionan las cosas. Pero en mi caso particular callarme no era una opción. Me explico.
Ignoro los motivos por los que en un determinado momento el PSE me propone ir en sus listas electorales, pero supongo que tal cosa ocurre porque consideran que mi persona aporta algo a las mismas. El caso es que el Imanol Zubero que pudiera, en su caso, aportar ese algo, es una persona que ha construido su biografía pública en torno a tres ejes estrechamente relacionados: el eje de la militancia ciudadana, el eje de la universidad y el eje de la opinión pública (con 11 años consecutivos publicando un artículo semanal en la prensa vasca a las espaldas). Los tres ejes se reorientaron con mi acceso al Senado, pero nadie podía esperar que fueran a desaparecer. Como solía decir el querido Mario Onaindia, cuando alguien contrata un mariachi es para que cante rancheras.
Lo que quiero decir es que el ejercicio de la opinión pública, meditada y razonada, es algo a lo que no puedo renunciar. Puedo atemperarlo, como así he hecho en multitud de ocasiones a lo largo de esos casi cuatro años que he pasado escañado. Pero solo eso. Así que fui, opiné y concluí que no apoyaba la reforma. De esto ya he hablado en dos comentarios anteriores.
He de decir, en todo caso, que antes de hacer público el primero de mis comentarios comuniqué por escrito mi postura a las personas a las que considero que debía hacerlo en el seno del PSE y del Grupo Parlamentario Socialista. También expuse oralmente mis consideraciones en la reunión que celebró este Grupo hace poco más de una semana. Por último, esta misma mañana he vuelto a intervenir en la reunión del Grupo Socialista en el Senado, en el mismo sentido.

[2] Hoy se vuelve a hablar de “presiones” sobre los dos senadores socialistas que habíamos expresado nuestra voluntad de no apoyar la reforma. Lo cierto es que no ha habido nada de ello. Creo que puedo hablar en nombre de mi compañero Roberto, pero desde luego puedo dar fe de que en mi caso no ha existido nada que se parezca a una presión para modificar mi voluntad. Nada. El pasado lunes tuve la ocasión de mantener una larga conversación con la persona más comprometida con esta medida de reforma, y ni siquiera en esa ocasión existió nada ni remotamente cercano a una presión.
Hombre, ¿que ha habido mucha gente que no ha entendido nuestra postura, que la rechaza explícitamente, y que en alguna reunión se ha expresado de manera hiriente y creo que injusta? Pues sí, pero qué se la va a hacer. No es plato de gusto escuchar que uno toma esta posición “para tener su minuto de gloria” en los medios, por ejemplo, pero toca aguantarse y no tomarlo en consideración. En todo caso, comprendo la mayoría de las críticas que hemos recibido, manifestación de una cultura de partido y de una forma de hacer política que si bien en mi opinión ya no sirve (jerárquica, militantista, verticalista, escasamente secular), no es menos cierto que aún carece de un recambio realista.

[3] Lo que sí he hecho es conversar mucho y con muchas y diferentes personas a lo largo de estas dos semanas con el fin de aclarar y decidir mi posición. He tenido muy en cuenta la opinión sostenida por me compañero Roberto Lertxundi: “Yo no voto en contra del Gobierno”. Sinceramente, yo no me lo había planteado así. Será ingenuidad, pero yo no lo veía así. Me entusiasma el modelo estadounidense de relación entre el presidente del Gobierno y los representantes electos. Ver a Obama tener que ganarse el apoyo incluso de los suyos; ver que republicanos y demócratas no siempre botan en bloque, sino que se producen diferencias de voto en el seno de cada espacio ideológico; ver que cada representante se debe, también y fundamentalmente, a sus electores… Pero nuestro modelo parlamentario es otro, bien distinto. Y es el que hay. También me ayudó mucho a decantarme una conversación con Carlos, largamente comprometido con la lucha sindical, el pasado viernes.
Descartado el voto negativo, quedaban dos opciones: la abstención o no estar en el escano en el momento de votar. Esta segunda era la opción que mi grupo parlamentario consideraba más adecuada o menos lesiva.
Mi primera idea fue aceptar esta propuesta, pero a continuación presentar mi renuncia como senador. Al fin y al cabo –pensaba yo- tras el pleno extraordinario de hoy sólo nos quedaba un último pleno la semana que viene antes de la disolución de las cámaras, y mi salida anticipada del Senado no debería causar ningún problema al Grupo Socialista. Pero resulta que son dos los plenos que restan, y ambos se incluyen cuestiones de cierto calado, en relación a las cuales tengo alguna responsabilidad. Este hecho, junto a la solicitud razonada del grupo, me han llevado finalmente a optar por no estar presente en el momento de la votación de esta tarde.
Algo que he hecho, pero que no me ha satisfecho en absoluto. Seguramente porque en esta situación endemoniada no había solución buena.

[4] Hasta las 16:00 de hoy he recibido un total de 299 correos electrónicos, de los cuales sólo uno defendía la reforma. Visto en perspectiva tres centenares de correos tampoco con tantos; pero esta es una cuestión que ya he planteado en este blog en otra ocasión.
He respondido a todos, agrupando varios destinatarios cada vez. Me consta que algunas de esas respuestas no han llegado a sus destinatarios, ya que me han sido devueltos, pero son muy pocos. Y luego he vuelto a contestar a quienes, habiendo recibido mi primera respuesta, han vuelto a dirigirse a mí (pocos, no llegan a 30). También me han servido para reflexionar los contenidos de muchos de esos correos, especialmente los que contenían argumentos más personalizados.
En algún próximo comentario volveré sobre esta cuestión.

[5] Termino por ahora, que son casi las 11 de la noche. El 4 de marzo de 2011 Fernando Vallespín publicaba en El País un artículo titulado “Políticos, doctores y otros animales”, en el que reflexionaba sobre las modalidades de reclutamiento de la clase política en España y las dificultades que estas modalidades suponen para la entrada en política de la mayoría de los ciudadanos, y en particular de quienes proceden del mundo intelectual y académico: “La izquierda siempre ha gustado también de adornar su imagen con gentes provenientes del mundo intelectual y académico. La mayoría de las veces para sufrimiento propio”, afirma Vallespín. ¿Es adecuada la denominación de “sufrimiento” para describir mi experiencia como senador electo por Bizkaia en esta legislatura que ahora afronta su última fase? En cierta medida sí, sin duda.
La política institucional no es lo mío. Ya lo sabía, pero ya no tengo ninguna duda.

24 comentarios:

Yolanda dijo...

Imanol, puedo compartir algunas de las razones de tu decisión, agradezco tu sinceridad, pero en ningún momento quisiera que te desligaras del proyecto socialista, se que no lo vas a hacer, porque en mi partido, en el partido socialista, necesitamos muchos personas comprometidas como lo eres tú.

Ander G-Solana Journoud (UPV-EHU) dijo...

Kaixo Imanol,

Estaba tan orgulloso de ti la semana pasada como defraudado hoy. Agradezco tu labor didáctica aunque en alguna explicación denotes cierto esfuerzo de autoconvencimiento. Las sugerencias para haber discrepado en lo interno, las amenazas de Rubalcaba de que el país se hunde o la simpleza de Lertxundi de no votar contra el gobierno haga lo que haga (un hombre fiel aunque con ideología difusa), son presiones. Como lo son los correos que la ciudadanía te ha enviado para que votes que no. Y tú has tom,ado partido por la lealtad al gobierno neoliberal que tenemos. Como senador, elegido en lista abierta, tenías una función: votar lo más adecuado para la ciudadanía en general y la clase trabajadora en particular. No lo has hecho para no ofender al partido que te elegió dejando a los vizcainos/as que te votaron(mos) huérfanos de voz. Lo único bueno es que la falta de reflexión política del PSOE, demostrada toda la legislatura y subrayada con la chapuza de ayer, refleja bien qué es el PSOE. Todavía estáis a tiempo de firmar la solicitud de referendum. Pero la sensación de decepción ya no se irá.
Ondo segi
Ander G-Solana (UPV-EHU)

Imanol dijo...

Ander, siento haberte decepcionado. Claro que hay esfuerzo, pero no de autoconvencimiento: soy lo suficientemente consciente de lo hecho.
Por favor, no simplifiquemos de esa forma la cuestión de la representación. Sabes perfectamente de su complejidad y de los límites que la expresión de la misma tiene en este sistema parlamentario: ¿tendría que atenerme a la relación entre correos recibidos (dejando a un lado su procedencia territorial) y votos recabados por la lista del PSE en Bizkaia (por más que abierta)?. Si así fuera, sabes perfectamente que ni tan siquiera hubiese podido permitirme la menor discrepancia.
No se trata,pues, de eso. Se trata de tomer decisiones en un contexto de radical incertidumbre y de afrontar los costes de las mismas. Decepcionando siempre a alguien, pero sobre todo pagando un coste personal que en nuestro caso no tiene nada que ver con lo material, pero que no resulta menos alto. Supongo que te habrás encontrado alguna vez en la vida en situaciones de este tipo.
En todo caso, estoy seguro de que mi incoherencia quedará sobradamente equilibrada con tu coherencia.
Ongi izan.

Imanol dijo...

Gracias Yolanda, sé que lo dices con sincero aprecio.
Hace unos días Juan Carlos Escudier escribía en su columna en PÚBLICO: "La izquierda que habita fuera de las murallas del PSOE le tiene cogido el gusto a una perpetua vida al aire libre en una disgregadora y anárquica sucesión de tiendas de campaña. Si unos, los socialistas, constituyen un organismo complejo sujeto en ocasiones a infecciones graves que lo transforman en un cuerpo irreconocible, los otros se hallan irresistiblemente atraídos por una mitosis enfermiza, un proceso por el que toda célula se dividirá en otras distintas aun compartiendo la misma carga genética. Ello explicaría por qué varios dirigentes de izquierda en un taxi pueden escindirse alegremente en grupos impares menores de tres antes de concluir el viaje".
En esas estamos: entre la infección grave y la mitosis enfermiza. Y en esta coyuntura, desde una perspectiva absolutamente secular e instrumental, considero que abandonar el organismo complejo para subirse al taxi puede darnos grandes satisfacciones personales, pero condena a la izquierda española a la irrelevancia política.
En resumen, que a pesar de todo quiero seguir empujando el proyecto del socialismo, aunque a veces en su seno me sienta muy enfermito.
Que en el mismo proyecto militen personas como tu es la mejor medicina para salir de los episodios más graves de la enfermedad, como el que ahora atravesamos.
Un abrazo muy fuerte.

Anónimo dijo...

Que paguen los ricos….
De la derecha no espero nada, pero de los “compañeros” de la izquierda…. Bono 1,7 millones en participaciones empresariales, patrimonio inmobiliario de al menos 2-3 millones, Rubalcaba el martillo de los ricos más de 1,5 millones. Elena Salgado 500.000 euros en cash, piso en Madrid y en la Costa Azul, Joan Ridao siete casas, y etc. etc. etc…. Mas lo que reciben en especies, tales como coches oficiales, casas, telefonos moviles, dietas, billetes de aviones trenes y barcos, comidas y cenas, periódicos, ordenadores, gasolina, pago de recibos de luz, gas, y agua, transporte de los hijos al colegio, vacaciones, gastos de representacion etc, La mayoría sin oficio ni beneficio, toda su vida dedicada a la política y por supuesto como no jubilación asegurada.
Yo llevo 34 años trabajando 10 horas diarias no se cuando me podre jubilar y cuanto cobraré, dos hijos de casi 30 años en el paro, toda mi vida votando a la izquierda y no he conseguido ahorrar ni una décima parte de lo que el camarada Llamazares tiene en cash (300.000 euros). Dios que impotencia.
Arrideverci izquierda caviar.

Carlos dijo...

Todo lo que aquí dices parece medianamente razonable, y solamente medianamente razonable, porque independientemente de lo que tus compañeros te digan, y tus superiores en esa extraña jerarquía que tienen los partidos políticos, tú decisión ha de ser libre y reflexionada por ti. Entiendo que algún político quiera esa reforma, pero no entiendo el que se tenga que hacer de espaldas a los votantes, sin consultar y sin hacer caso a cualquier grupo político de los que han discrepado, porque esta vez representaban a bastante mas gente que a sus votantes. El pueblo es sobre el repercute vuestras decisiones, así que digo yo que algo tendrán que decir y que su opinión debe de ser la única valida en un democracia.

Imanol dijo...

Carlos, he intentado que mi decisión sea totalmente razonada. Otra cosa es que se comparta o no. En cuanto a mi decisión, la he razonado, expuesto y discutido a lo largo de dos semanas, en todos los ámbitos en los que debía y podía hacerlo. Y ha sido libre, pero situada. Tenía tres posibilidades: votar SI, votar NO o no votar. En cualquier caso, también es verdad que aritméticamente cualquiera de esas posibilidades carecía de relevancia práctica: la reforma contaba con respaldo más que suficiente.
Todas mis intervenciones públicas (en este blog, en prensa, en el grupo socialista y en el mismo Senado) han ido dirigidas a razonar mi disconformidad con la reforma. También desde la reflexión y la libertad.
Habiendo dejando clara esta disconformidad, creo sinceramente que su expresión final podía hacerse compatible con el reconocimiento, a pesar de todo, de mi vinculación a un proyecto político y a una responsabilidad institucional.

María dijo...

Pues qué quieres que te diga... Si quieres formar parte de un grupo y éste quiere que tú formes parte de él exige responder por él, cuidarlo y que te cuiden, mantenerlo y que te mantenga, entenderlo y que te entienda, respetarlo y que te respete, pero, sobre todo y por encima de todo, respetarte a ti mismo y ser honesto con tus ideas, tus creencias y tus emociones. Eso es lo único que tenemos, lo que nos sostiene en este mundo y lo único que nos pertenece en la vida. Yo no quiero amigos que me den la razón en todo. Yo quiero amigos que me confronten.

La verdad es que he leído muchísimo sobre el tema, opiniones de todo tipo, explicaciones de unos y otros. Es como si estuviese obsesionada con el tema, me inquieta sobremanera: ¿qué va a ser de nosotros con esta reforma y con otras decisiones que se han tomado?, ¿y las que quedan por tomar...? No soy experta en el tema y no soy capaz de entender o predecir las consecuencias de una reforma como la que se ha aprobado. Solo sé una cosa: tendré que esperar para ver cuáles serán las consecuencias reales de ello.

Yo no sé si has hecho bien o no, porque para mi no es evidente la respuesta. Por lo que se desprende en tus palabras, supongo que tu actitud como la de otros compañeros tuyos, ha sido la de ser honestos con vosotros, y eso, es lo que me basta, lo que me quedo y lo que me transmite confianza. Mientras tanto me digo: "Y te resulte evidente o no, sin duda el universo se desenvuelve como debe".

Una última cosa: te llamo amigo porque soy de izquierdas y a mi tampoco me convencen siempre, por tanto, tu actitud me representa. Gracias.

Diego Escribano dijo...
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Diego Escribano dijo...
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Diego Escribano dijo...

Imanol; agradezco la explicación que das y por otro, te animo a seguir planteando debates desde dentro. Como militante de JSE desde los 15 años,no puedo dejar de decir que creo que voces como la que representas son necesarias.
Por último,me permito compartirte,un par de textos que escribí en los primeros días del 15-M. Quizás hoy cambiaría ciertas cosas...
http://destelloshumanos.blogspot.com/2011/05/0114.html
http://destelloshumanos.blogspot.com/2011/05/contradicciones.html

Un fuerte abrazo,
Diego

Txetxu dijo...

'Señor alcalde':

Esperoo que la despedida a la política institucional no suponga un adios a la política ciudadana sin la que la institucional está muerta y no estaría de más seguir dando vueltas a cómo hacer evolucionar o revolucionar el actual modelo institucional.

Dudo que algunos encontremos un 'alcalde' con el que nos sintamos tan representados en afectos y en efectos.

Abrazos

Miguel dijo...

Hola Imanol, lo primero mandarte ánimos y un abrazo, en estos momentos, que entiendo son bastante complicados para tí. Es lo que tiene exponerse públicamente.
Me produce inquietud que en la política española, dentro de los partidos, la libertad de expresión y la discrepancia se consideren poco menos que una traición. Cuando escucho lo que dicen algunas personas que se dedican a la política, consignas simplonas, sin argumentos, con descalificaciones de los rivales, me digo, pero cómo podemos tener, la ciudadanía, una buena imagen de nuestra clase política. Si a quienes apuestan por el debate de ideas, por el respeto, por la argumentanción, no se les permite la libertad de expresión ni la crítica, me parece que los partidos políticos son parte del problema y no de la solución.
Yo entiendo la lucha por el poder, y me parece legítima, pero creo que todo tiene un límite. Y cuando hablamos de regir los destinos de 46 millones de personas, no todo puede valer, y lo mínimo exigible es la responsabilidad y tener en cuenta el bien común. Y sinceramente creo, que muchas de las personas que están en política no están a la altura ética de su reponsabilidad.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Entiendo, amigo, entiendo. Pero no comparto.

Yo creo ser de los que no confundimos PSOE con PP, veo la diferencias y las valoro. Pero también observo las confluencias y también las valoro.

Los castillos no son buenos, las murallas protegen... pero aislan, no dejan entrar, pero no te permiten salir.

Algo malo sucede tras las murallas; antes se oían los cantos de los juglares que alegraban con sus cantos a los de fuera. Hoy solo se oye el silencio tras las murallas.

Un fuerte, fuerte abrazo.
Nos encontraremos en las calles nuevamente.

JaviC

Óscar Rodríguez Vaz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Óscar Rodríguez Vaz dijo...

Supongo que la política institucional que has desarrollado no se parece mucho a la política institucional que se desarrolla en otras instituciones (parezco el Alcalde ese!) y, desde luego, no se parece en nada a la política institucional del futuro.

Tú mismo, profesor, que eres padre y comes dos huevos desde hace tiempo. Pero a mí me parece que si tú sobras, nos falta mucho.

Ánimo y nos vemos

Anónimo dijo...

Dices que el sistema parlamentario español es el que hay, humildemente afirmo que no es así; es el que hemos creado, y en opinión de muchos debería haber cambiado ya.

Sólo soy un joven militante del partido sin experiencia y que sabe cuatro tonterías de política aprendidas a base de escuchar, leer y escuchar más; pero tenía la esperanza de encontrarme en un partido donde no se censuran las opiniones discrepantes, un partido que se construye desde los cimientos, desde su militancia.

Ahora sólo veo fanáticos partidistas que siguen a un lider que toma decisiones por revelación divina y en sacrificio de todos los españoles. Lo que yo creía un presidente del gobierno demócrata se ha convertido en un déspota al servicio de los mercados que además va de martir. Y nadie, nadie con una mínima responsabilidad en el partido, ha sido capaz de hacer algo contra eso.

Yo esperaba encontrar valentía y compromiso con la democracia, e iluso de mí creí ver las dos cosas en ti y en otros muchos compañeros del partido. No soy nadie para reprochar ningún comportamiento pero después de lo ocurrido me queda poca o casi ninguna esperanza en que sean reales los principios del proyecto socialista.

Imanol dijo...

Javi C, en la calle nos encontraremos, como tantas veces. Pero sigo convencido de que necesitamos una ciudad ("polis") desde la que hacer la política que también necesitamos: la de la consolidación de derechos, la de la elaboración de leyes justas, las de la defensa de lo público y de lo común; y esta política se hace desde instituciones. Mira que hablo de ciudad y no de ciudadela, amurallada y vuelta sobre sí misma. Hablo de un espacio organizado, pero capaz de soportar la necesaria dosis de desorden imprescindible en unos tiempos es los que cada sujeto (individuo) rechaza que lo sujeten (coarten) con llamamientos a una falsa lealtad y a una disciplina que en realiad encubre incapacidad para la discusión.
Necesitamos esa ciudad, JaviC, que no puede ser una ciudad sin calles, pero que tampoco puede reducirse a estas.
Un abrazo

Imanol dijo...

Hilando con lo anterior. Oscar, quien no vale para la política institucional soy yo, pero sabes bien cuánto valoro esa política y cuánto admiro y apoyo a quienes, com tu, la dignifican.
Lo único que digo es que yo me bajo del balcón, pero voy contigo ("como Alcalde mío que eres...") a donde haga falta.

Imanol dijo...

María, Diego Miguel, Txetxu, gracias por vuestras palabras. El primero en sentirse regular tirando a mal por todo lo que ha pasado soy yo. Pero ese es un problema mío, en todo caso. Lo que desearía es que en el futuro las cosas puedan ser distintas.

Imanol dijo...

Juan, no voy a ponerme aquí en plan abuelo cebolleta. No pretendo dar consejos ni recomendaciones en ningún sentido. Pero sí tengo una cosa meridianamente clara: en un mundo tan injusto como el que vivimos, nadie deberia dejar una herramienta de transformación (por más herrumbrosa y anticuada que pueda parecernos) hasta que no tenga otra que funcione mejor.
Yo considero que no se hace política (o socio-política) para tener más o menos satisfacciones personales, sino para impulsar transformaciones que mejoren la existencia de los sujetos más gfrágiles y vulnerables de nuestra sociedad y de nuestro mundo.
No estoy diciendo que el instrumento adecuado sea uno u otro: me da igual. Lo que digo es que no tenemos derecho a rehusar un instrumento defectuoso en tanto no identifiquemos otro más adecuado.
Por supuesto, no es más que mi opinión.
Un saludo cordial.

Anónimo dijo...

Imanol, el estar 4 años inmerso en tareas políticas trae consigo irremediablemente el olvidar el punto de vista de la calle, del ciudadano. Y el punto de vista de la calle no entiende de complejidades del actual sistema de representación, entiende de representación. Entiende que un partido vote si a una reforma injusta, y perjudicial y eso es lo que queda.No se acuerda nadie, salvo los de tu partido, de que Imanol Zubero se abstuvo. Las cosas a veces las complicamos pero son muy simples, tanto para el mundo universitario e intelectual como para el mundo de la FP y currela.

Imanol dijo...

Olvidar es mucho decir. Casi tanto como arrogarse el conocimiento del "punto de vista de la calle".
Sólo por si no estuviera claro, lo vuelvo a decir: nada de lo que he hecho en relación a esta cuestión ha sido para que nadie se acuerde de mi, ni mi partido ni la calle. Simplemente he hecho lo que creía que debía hacer, en el lugar en el que me ha tocado hacerlo. Y he querido decidir tanto desde la libertad de ese creer como desde la responsabilidad de ese estar. Asumo perfectamente que con ello no habré contentado ni a quienes se sitúan sólo en el creer ni a quienes su subordinan totalmente al estar, pero qué le vamos a hacer. Fíjate si las cosas son simples...

Anónimo dijo...

Gracias Imanol, por mantener tus creencias personales pese a lo que opine el partido. Aunque de tu escrito deduzco que mis esperanzas en el referendum estan un poco más rotas. Si Roberto no quiso votar en contra del gobierno y a ti ese argumento te sirvió ¿ como puedo soñar en que escuches lo que se pide en la calle y seas uno de los que pida un referendum?
Si bien es cierto que si estas pensando en dejar la politica, cosa que celebro, ¿que mejor manera que demostrando tu compromiso con los ciudadanos para y por los cuales estas ahí? Antes de dejar la política, haznos ese pequeño favor y no nos des la espalda. Gracias! Mar