martes, 29 de marzo de 2011

Crímenes económicos contra la humanidad

Excelente artículo el que publican hoy en EL PAÍS las profesoras Lourdes Benería y Carmen Sarasúa, desarrollando ideas planteadas en 2009 por otra investigadoram la profesora de Harvard Shoshana Zuboff.

Culpar a los mercados es efectivamente quedarse en la superficie del problema. Hay responsables, y son personas e instituciones concretas: son quienes defendieron la liberalización sin control de los mercados financieros; los ejecutivos y empresas que se beneficiaron de los excesos del mercado durante el boom financiero; quienes permitieron sus prácticas y quienes les permiten ahora salir indemnes y robustecidos, con más dinero público, a cambio de nada. Empresas como Lehman Brothers o Goldman Sachs, bancos que permitieron la proliferación de créditos basura, auditoras que supuestamente garantizaban las cuentas de las empresas, y gente como Alan Greenspan, jefe de la Reserva Federal norteamericana durante los Gobiernos de Bush y Clinton, opositor a ultranza a la regulación de los mercados financieros.
[...]En cuanto a las víctimas de los crímenes económicos, en España un 20% de desempleo desde hace más de dos años significa un enorme coste económico y humano. Miles de familias sufren las consecuencias de haber creído que pagarían hipotecas con sueldos mileuristas: 90.000 ejecuciones hipotecarias en 2009 y 180.000 en 2010. En EE UU, la tasa de paro es la mitad de la española, pero supone unos 26 millones de parados, lo cual implica un tremendo aumento de la pobreza en uno de los países más ricos del mundo. Según la Comisión sobre la Crisis Financiera, más de cuatro millones de familias han perdido sus casas, y cuatro millones y medio están en procesos de desahucio. Once billones de dólares de "riqueza familiar" han "desaparecido" al desvalorizarse sus patrimonios, incluyendo casas, pensiones y ahorros. Otra consecuencia de la crisis es su efecto sobre los precios de alimentos y otras materias primas básicas, sectores hacia los que los especuladores están desviando sus capitales. El resultado es la inflación de sus precios y el aumento aún mayor de la pobreza.
[...] Si tuviéramos nociones claras de qué es un crimen económico y si existieran mecanismos para investigarlos y perseguirlos se hubieran podido evitar muchos de los actuales problemas. No es una utopía. Islandia ofrece un ejemplo muy interesante. En vez de rescatar a los banqueros que arruinaron al país en 2008, la fiscalía abrió una investigación penal contra los responsables. En 2009 el Gobierno entero tuvo que dimitir y el pago de la deuda de la banca quedó bloqueado. Islandia no ha socializado las pérdidas como están haciendo muchos países, incluida España, sino que ha aceptado que los responsables fueran castigados y que sus bancos se hundieran.
De la misma forma que se crearon instituciones y procedimientos para perseguir los crímenes políticos contra la humanidad, es hora de hacer lo mismo con los económicos. Este es un buen momento, dada su existencia difícil de refutar. Es urgente que la noción de "crimen económico" se incorpore al discurso ciudadano y se entienda su importancia para construir la democracia económica y política. Como mínimo nos hará ver la necesidad de regular los mercados para que, como dice Polanyi, estén al servicio de la sociedad, y no viceversa.


Sobran razones para la indignación. De lo que se trata ahora es de poner a esta indignación ruedas políticas.
Ayer, en Madrid, Stéphane Hessel atizó esa indignación, tan necesaria, y propuso algo que, supongo, no sonaría demasiado bien a la mayoría de quienes pudieron asistir a su conferencia:

Lo que creo es que son necesarias nuevas fuerzas políticas, en España, en Francia, que se unan al Partido Socialista con criterios medioambientales. [...] Si logramos un refuerzo de la socialdemocracia en Europa, iremos en la buena dirección. [...] La alternativa es una democracia auténticamente social. El combate para los jóvenes es que en el Partido Socialista prevalezcan ideas ambiciosas para que las reformas sean globales.

Son los partidos socialistas que gobiernan (España) o aspiran a hacerlo (Francia) los que deben hacer todo lo posible para hacerse dignos de la confianza de esa creciente marea de desconfianza ciudadana cabreada con el fin de hacer posibles nuevas coaliciones progresistas, como en Alemania, y evitar la abstención electoral, como ha ocurrido en Francia.
Esos son los debates que debemos plantearnos: debates que fortalezcan la política democrática. Otros debates -sobre liderazgos, aciertos y visiones, etc.- son más bien teología.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que pone de manifiesto las profesoras y el profesor, es que los partidos -llamados socialistas- por una parte han sido complices necesarios para este desastre finaciero y social; y por otra son incapaces de regenerarse por sí mismos. ¿Hay alguien dentro del PSOE que vea estas realidades? ¡Manifiéstate, oh espíritu preclaro!
JC

Imanol dijo...

No conozco a ese "espíritu preclaro" al que invocas, JC. Tampoco sé si será lector de este blog. Así que habrá que buscar otra manera de responder a la pregunta que planteas.
¿Mi opinión?
Creo que sí.

Anónimo dijo...

Pues me procupa tu respuesta; ya que si existen .... no se manifiestan, y si se manifiestan, ni les hacen caso ni se atreven a abrir el debate social; y ya estamos llegando tarde.

¿Hacen algo quienes ven estas realidades en el PSOE, o soy yo que no escucho -oigo- sus propuestas?

Un abrazo.
JC

Imanol dijo...

El PSOE es una realidad enormemente grande y compleja,y mi conocimiento de la misma es muy muylimitado.
Supongo que habrá de todo: quienes no se enteran, quienes se enteran y callan, quienes se proponen cambios, quienes son escuchados, quienes son ignorados...
No digo nada que no sepas o imagines.
La regeneración tendrá que ser fruto tanto de movimientos internos como de presiones externas.
Un saludo.