domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Gratis total?

EL CORREO abre hoy con un amplio reportaje sobre las reivindicaciones de las principales asociaciones vecinales de Bilbao. Me sorprende leer una afirmación de la portavoz del PNV en el Consistorio bilbaíno, Ibone Bengoetxea, quien no cree que las demandas ciudadanas influyan demasiado en las urnas: «Las reivindicaciones vecinales ni dan ni quitan [votos]», dice.



Al leerlo he recordado dos informaciones relacionadas que publicó EL MUNDO el pasado 24 de julio.
Según la primera de ellas, una encuesta elaborada para la Diputación alavesa otorgaba al PNV la victoria en las elecciones forales de 2011, que se convertiría en la primera fuerza del territorio, a pesar del "caso de Miguel". ¿Tal vez porque el 45% de los ciudadanos alaveses cree que los casos de corrupción que afectan al territorio es un fenómeno generalizado? ¿Acaso porque el 60% de los alaveses ni siquiera ha tenido conocimiento de "algún problema interno en la Diputación"?


La segunda información se hacía eco de la opinión vertida por un experto del Banco Central Europeo sobre la no existencia de asociación o vínculo ninguno entre la ejecución de una reforma laboral o un ajuste presupuestario y los resultados electorales:

"Es muy importante contarles a los políticos: 'No temas que esto te va a costar las elecciones, porque no existe asociación de ajustes presupuestarios fuertes y castigo político en popularidad o pérdida de votos' [...] Si uno sigue viviendo del prejuicio de que existe esa relación, realmente puede no estar beneficiando a un país ni beneficiando a sus propias posibilidades como grupo político".


Las razones (y las pasiones) del voto no son inexcrutables, pero sí muy complejas.
Pero en política no existe el "gratis total": todas las decisiones políticas van acompañadas de su correspondiente factura.
Otra cosa es quién la pague, que no siempre es quien la hace.

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