Convertido en realpopulismo, este realismo pervertido alimenta la peor política-basura y amenaza con llevarse por delante cualquier atisbo de ese humanismo constitutivo de la mejor tradición europea, "a partir de la cual se han desarrollado los valores universales de los derechos inviolables e inalienables de la persona, así como la libertad, la democracia, la igualdad y el Estado de Derecho".
Por eso hay reivindicaciones que, por su fondo y por su forma, son hoy más imprescindibles que nunca.
Buenismo, lo considerarán algunos. Nada de eso.
Aplicación estricta de la inapelable advertencia realizada por José María Ridao:
"El discurso político e intelectual debería estar atento a detectar cuándo se inicia esa sucesión de errores fatales que afectan a los fundamentos de la convivencia, y que nos van privando poco a poco de las opciones en las que todavía es posible el humanismo y la piedad, en las que todavía la vida de un solo individuo sigue siendo más valiosa que todas las doctrinas, para dejarnos al final del recorrido ante dilemas para los que el sufrimiento y la devastación no cuentan ya".
No hay comentarios:
Publicar un comentario