Lo explica la enfermera noruega de Médicos sin Fronteras Veronica Gran, en el hospital Saint Catherine del barrio Cité Soleil, rodeada de parturientas en tiendas de campaña. "Unas mujeres no vienen nunca al hospital porque no tienen dinero ni siquiera para el transporte. Otras, porque no saben que el parto es gratis, que no se les va a cobrar nada. Y otras, porque saben que se han priorizado las intervenciones de cirugía sobre el resto de la atención médica. Como ocurre en todas las catástrofes, las principales víctimas han vuelto a ser la gente más débil: las mujeres y los niños".
"Estoy convencida de que al hospital vienen muchas menos mujeres de las que deberían", añade Gran. "Y muchas de las que están viniendo llegan demasiado tarde, sin que se les haya hecho ningún seguimiento médico durante el embarazo. Padecen infecciones de orina, algo que habría sido muy fácil de tratar si se hubiera detectado a tiempo. Pero como no se hace, las probabilidades de que el niño nazca con infecciones son muy altas. Otras llevan sufriendo contracciones en su casa desde hace varios días y en medio de tanto dolor no saben adónde acudir. Cuando llegan aquí traen el bebé muerto dentro de ellas. Otras han venido con la presión muy alta y con anemia y sus hijos han nacido muy pequeños y muy débiles".
"Estoy convencida de que al hospital vienen muchas menos mujeres de las que deberían", añade Gran. "Y muchas de las que están viniendo llegan demasiado tarde, sin que se les haya hecho ningún seguimiento médico durante el embarazo. Padecen infecciones de orina, algo que habría sido muy fácil de tratar si se hubiera detectado a tiempo. Pero como no se hace, las probabilidades de que el niño nazca con infecciones son muy altas. Otras llevan sufriendo contracciones en su casa desde hace varios días y en medio de tanto dolor no saben adónde acudir. Cuando llegan aquí traen el bebé muerto dentro de ellas. Otras han venido con la presión muy alta y con anemia y sus hijos han nacido muy pequeños y muy débiles".
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU y sus socios, incluyendo a World Vision, tomaron prestado un enfoque que ha dado buenos resultados en otras zonas de desastre. Las agencias se extendieron a lo largo de Puerto Príncipe, distribuyendo cupones que podían ser canjeados por bolsas de arroz en 16 sitios distintos. Dichos cupones fueron otorgados principalmente a mujeres, ancianos y discapacitados. Se permitió que algunos hombres canjearan cupones a nombre de mujeres ocupadas en atender a niños o que no pudieron acudir por alguna otra razón.
"Nuestra experiencia alrededor del mundo es que es más probable que los alimentos sean distribuidos equitativamente en el hogar si son entregados a mujeres", dijo Marcus Prior, portavoz del PMA, en el estadio convertido en un amplio campamento de familias a las que el terremoto dejó sin hogar.
Las autoridades decidieron dar los alimentos a las mujeres porque son las que suelen encargarse más del cuidado de los hijos en la mayoría de los hogares y es menos probable que se comporten en forma agresiva en las filas para recibir ayuda humanitaria. Muchos haitianos estuvieron de acuerdo.
"Nuestra experiencia alrededor del mundo es que es más probable que los alimentos sean distribuidos equitativamente en el hogar si son entregados a mujeres", dijo Marcus Prior, portavoz del PMA, en el estadio convertido en un amplio campamento de familias a las que el terremoto dejó sin hogar.
Las autoridades decidieron dar los alimentos a las mujeres porque son las que suelen encargarse más del cuidado de los hijos en la mayoría de los hogares y es menos probable que se comporten en forma agresiva en las filas para recibir ayuda humanitaria. Muchos haitianos estuvieron de acuerdo.
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