jueves, 7 de enero de 2010

Obsesión securitaria

La policía irlandesa arrestó a un ciudadano eslovaco el martes pero le dejó en libertad sin cargos después que las autoridades eslovacas se disculparan formalmente por haber escondido explosivos en su equipaje como parte de un test de seguridad aeroportuaria [RTVE].


La obsesión por la seguridad en los aeropuertos ha traspasado ya los límites de lo razonable. ¿Y todo para qué? Para que los fallos sean estrepitosos.

Ahora el debate está en el uso o no de escáneres corporales. Aparatos que en el Reino Unido, cuyo primer ministro se ha mostrado firmemente partidario de aplicarlos, pueden violar las leyes de protección del menores.


¿Y qué decir de la última cagada en los aeropuertos estadounidenses? "Un individuo al que su padre había denunciado como yihadista e integraba una lista británica de sospechosos compra un billete de ida, se cuela en EE UU con explosivos en sus calzoncillos y a punto está de volar un avión con destino a Detroit, sin que nadie lo detecte" (José Luis Peñalva, EL CORREO). Pues eso.

Así que cuando un tipo logré pasar por un escaner que lo expone en bolas y minutos antes de embarcar sea detenido (espero) en el retrete de un aeropuerto montando una bomba casera, ya saben lo que llegará: la obligatoria y generalizada exploración de los diversos orificios corporales previa a subirse a un avión.

Deberíamos someter a análisis nuestra obsesión securitaria. A ver qué sale.

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