La banalidad elevada a la categoría de programa político, casi de visión del mundo.
La balsa de la Medusa como horizonte. Sálvese quien pueda, siempre que quienes podamos seamos nosotros.
Claro que aquí no cabemos todos. Ni aquí, ni allá, ni acullá. Así dicho... Todos no cabemos en ningún sitio concreto.
Pero, ¿de verdad están aquí "todos"? ¿Y de qué "aquí" hablamos?
¿Y por qué se dice "aquí no cabemos todos" cuando en realidad se está diciendo "aquí no caben todos ellos"?
Los ajustadores con fronteras recurren al tiralíneas con el fin de trazar a conveniencia espacios limitados donde, ¡cómo no!, nunca cabremos todos.
Pero, una vez proclamada esta inmensa banalidad -"¡Aquí no cabemos todos"!- e incluso si fuese cierta -que no lo es- la cuestión que seguiría en pie: ¿y no deberíamos apretarnos un poco?
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