miércoles, 23 de septiembre de 2009

El vigía de Occidente

El ex presidente José María Aznar con dureza a Barack Obama por su decisión de abandonar definitivamente el proyecto del escudo antimisiles en Polonia y la República Checa impulsado por George Bush.
Proyecto infausto, continuación de aquella guerra de las galaxias proyectada por Reagan, proyecto a caballo de la suicida doctrina MAD (Mutual Assured Destruction, mutua destrucción asegurada) y la criminal doctrina de la First Strike Capability (capacidad de dar el primer golpe).
La decisión de Obama rompe, esperemos que definitivamente, con un proyecto que pensaba Europa como teatro del enfrentamiento Este-Oeste, y que durante los Setenta y Ochenta motivó las más importantes iniciativas pacifistas y antimilitaristas del continente, como las que entre 1982 y 1991 reunieron a multitud de personas y grupos en las Convenciones de la European Nuclear Disarmament (END).
Pero Aznar, último heredero de la Guerra Fría, sigue aferrado a un anticomunismo sin comunistas. Vigía de Occidente.



Pero, puestos a escoger, soy partidario
de las voces de la calle más que del diccionario,
me privan más los barrios que el centro de la ciudad
y los artesanos más que la factoría,
la razón que la fuerza, el instinto que la urbanidad
y un sioux más que el Séptimo de Caballería.
Prefiero los caminos a las fronteras
y una mariposa al Rockefeller Center
y el farero de Capdepera al vigía de Occidente.

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