El 23 de abril de 2007 un cayuco con 160 jóvenes a bordo zarpaba de la desembocadura del río Casamance, al sur de Senegal, con destino a las Islas Canarias. Sin embargo, esta embarcación nunca llegó. El rastro de sus ocupantes se perdió para siempre en medio del océano en la peor tragedia de la inmigración clandestina rumbo a España que, paradójicamente, pasó desapercibida para la opinión pública. Todos los jóvenes fallecidos procedían de la misma región de Kolda (Senegal), un rincón de África desangrado por la pobreza y por la guerra olvidada de la Casamance.
El periodista José Naranjo ha reconstruido la historia de este cayuco y de las 160 vidas que se perdieron para siempre. Para ello, viajó hasta Kolda, donde se entrevistó con los familiares de los desaparecidos, habló con los organizadores de estos viajes ilegales en la pequeña isla de Diogué y llegó hasta Lleida para recoger el testimonio de quienes aguardaban, ansiosos, a los inmigrantes. En este libro, presentado ayer en la iglesia de San Carlos Borromeo (Madrid), se relatan los detalles de esta tragedia, que, por otra parte, no es sino el drama de las 2.600 personas que han fallecido, ahogadas, entre África y Canarias desde que, en 1999, naufragó la primera patera. Muertos sin nombre, menores frustrados por no poder trabajar y mutilados de los cayucos están retratados en las páginas de este gran reportaje que pretende ser un homenaje a la memoria de las víctimas de una de las fronteras más calientes de la Tierra.
Son los nadies reivindicados por Eduardo Galeano. Víctimas de un implacable Muro de Agua infinitamente más sangriento que cualquier otro.
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