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Leo en
EL PAÍS de hoy que el lunes a las 20:00 se estrena en el
canal digital BIO el documental
La historia completa no autorizada, que recoge la trayectoria personal y profesional de la actriz
Audrey Hepburn. A falta de conexión digital, leer esa noticia me ha impulsado a programar mi propia retrosprectiva sobre esa fascinante actriz. Así que sacaré tiempo para poder revisar en los próximos días al menos dos de sus películas más hermosas. La primera, faltaría más, la archiconocida
Desayuno con diamantes (Blake Edwards, 1961). Y me detendré especialmente en esa escena en la que Audrey Hepburn canta
Moon river sentada en la ventana de su apartamento. También volveré a ver otra película, seguramente menos conocida, protagonizada por una Hepburn más madura, pero igualmente encantadora. Me refiero a la hermosísima
Robin y Marian (Richard Lester, 1976). Con su
declaración de amor final: "Te amo. Te amo más que a todo, más que a los niños, más que a los campos que planté con mis manos, más que a la plegaria de la mañana o que a la paz, más que a nuestros alimentos; te amo más que al amor o a la alegría o a la vida entera. Te amo... más que a dios".
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